¿Hasta cuándo las renuncias?

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Quito es una ciudad que culturalmente no ha avanzado, incluso es posible decir que ha retrocedido. Si bien es cierto, la última Feria Internacional del Libro celebrada en la capital logró brillar con luz propia, ¿qué se hace el resto del año desde el cabildo en pro de la lectura y la cultura? La respuesta es nada. Las distintas entidades municipales que se encargan de generar espacios de arte y literatura no han servido más que para inflar la burocracia y dejar en el olvido sus objetivos primordiales.

La poca participación en los medios por parte del secretario de cultura Diego Jara deja en evidencia que no posee nada para ofrecer al igual que todo su elenco de “gestores culturales” que, literalmente, no dan pie con bola. Muchos se llenan la boca al decir que trabajan con “DIGNIDAD” y «AMOR» a la cultura. Sus cartas de renuncia debieron ser ya colocadas en la mesa hacía tiempo por respeto a los ciudadanos y por su paupérrimo manejo al frente de estos organismos.

Entre ellos están Sebastián Sacoto Arias (Director de Creatividad, Memoria y Patrimonio y Director del Centro Cultural Metropolitano), Luis Aguilar (Director de Cultura en Espacio Público), Adriana Coloma (Directora de la Fundación Museos de la Ciudad ), Freddy Moreno (Director de la Fundación Teatro Nacional Sucre), Diego Ayala (Coordinador del Cumandá Parque Urbano), Daniela Alcivar (Directora del Centro Cultural Benjamín Carrión), Luis Mera (Director de la Casa de las Bandas), Adriana Ortíz (Directora Musical de la Banda Municipal), Liset Lantigua, (Directora de la Biblioteca Municipal). ¿Qué han hecho aparte de llenarse los bolsillos con sueldos exorbitantes y nada de bien por hacer algo en pro de la cultura de la Ilustre ciudad de Quito?

La lista puede seguir creciendo y culpar a las “autoridades pasadas” por esta deuda que parece nunca llegar a sanearse es una más de las actuaciones cómodas para cubrir la actual falta de gestión. En tiempos de crisis es inhumano no tener un plan ni un horizonte trazado. La reducción actual al presupuesto en cultura y educación se basa no sólo en una crisis económica sino moral. ¿Cómo han manejado los fondos los funcionarios anteriormente mencionados? ¿Por qué no han dado la cara y realmente muestran un plan de gestión? Han hecho ver que la cultura es un despilfarro y no una inversión… ¡Y la culpa enteramente la tienen ustedes!

Muchos se escudan, al menos desde las áreas literarias a cargo de Alcívar y Lantigua, con decir que han hecho (mundanos) conversatorios. Realmente su trabajo deben ir mucho más allá y proponer un acercamiento sobre todo al de los jóvenes a la lectura. ¿Sabrán que hacía tiempo, hasta los años del alcalde Paco Moncayo, el municipio publicaba libros de gran valía para ser distribuidos de forma gratuita a las escuelas municipales? ¿Qué han propuesto ustedes para repotenciar estas actividades?

Cuando Roque Sevilla y Jamil Mahuad impulsaron la gestión cultural del cabildo sus ideas fueron colocadas no sólo mediante ordenanzas sino en capital humano. Entre ellas propusieron generar alianzas entre editoriales y crear concursos para animar la escritura en la ciudadanía. Los libros que publicaba la alcaldía, realmente, no representan ninguna inversión porque el papel se lo sacaba a través de campañas de reciclaje e incluso se reutilizaba el que se usa en los boletos que son entregados en el trolebús. Por otro lado, las obras de teatro han sido invisibles, así como la danza y la música —esa que va más allá del espectáculo que es la que ha agradado al actual Alcalde—.

El desperdicio humano y de recursos ha marcado la actual gestión que se ha visto torpe, ineficiente y desentendida con los quehaceres artísticos. No se trata de tener gente “renombrada” al frente de estos espacios sino de personal capacitado. Por eso reitero, ¿hasta cuándo las renuncias? La ciudad no aguantará un año más de trabajo hecho a lo menos e impuesto por las ideologías y su populismo desbordante. ¡Es hora de hacer las cosas!

El gallo de la Catedral se les está levantando, pero se hacen de oídos sordos y no escuchan el canto que les apuñala cada día para que se levanten. Pronto les clavará el espolón en los ojos y quedarán más sordos, ciegos y mudos. Ustedes están produciendo, en la cara de todos, el sueño eterno de la cultura y al parecer serán sus sepultureros y luego sus profanadores para verse disfrazados de redentores.  

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