El Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), señalado como uno de los protagonistas de un supuesto enfrentamiento con el Cartel de Sinaloa en las cárceles de Ecuador (que dejó un saldo de 80 muertos) es considerado como una de las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas más prolíficas y violentas del mundo, según el medio mexicano Animal Político, citado por un informe del sitio Plan V.
Sus nexos se extienden a América, Europa, Asia y Oceanía. Ha desplazado a sus rivales, como el cartel de Sinaloa, a través del uso de la violencia y las alianzas con grupos criminales locales. “Desde Ecuador hasta la frontera noroeste de Estados Unidos con Canadá, opera una ruta de trasiego de casi 10 mil kilómetros de costa, lo que equivale a la mitad de la distancia del Polo Norte al Polo Sur”, dice el medio mexicano.
Según ha explicado a EFE el investigador Arturo Torres, autor de libros como «El jugo del camaleón» y «Rehenes», el CJNG actúa en Ecuador a través de la banda de Los Lagartos, en guerra con Los Choneros, brazo armado del Cartel de Sinaloa.
En México, desde su bastión que es Jalisco, ha pasado a dominar las rutas en la mitad de ese país. La DEA ha investigado a este cartel y sus hallazgos derivaron en una acusación formal contra los cabecillas del cartel por parte de un gran jurado con sede en el Distrito de Columbia. Uno de los cargos señala a Ecuador como el lugar desde el cual se trasladó droga hacia EE.UU. en 2009, según los documentos a los que tuvo acceso Animal Político.
Las autoridades ecuatorianas no han dado más detalles sobre la presencia de este cartel en Ecuador. Pero no es la primera vez cuyos pasos en el país se hacen públicos y han sido recogidos incluso por la prensa mexicana y Colombia. En 2017, el portal mexicano Reporte Índigo aseguró que Ecuador y su delincuencia organizada es una “escala importante para el suministro masivo de cocaína” al CJNG.
Cocaína colombiana a Guadalajara
“Este flujo de cocaína desde Ecuador hacia el CJNG se está desarrollando, de acuerdo con lo que han reportado los gobiernos de esas latitudes, tanto por vía aérea con destino directo a Guadalajara –y por tanto, a su Aeropuerto Internacional-, como marítima, por las aguas del Pacífico”, reportó el medio mexicano. Estos nexos se han hecho evidentes en dos golpes contra ese cartel en Ecuador y Colombia.
El 1 marzo de 2017, la Policía colombiana capturó a 12 socios de los carteles Sinaloa y Jalisco que operaban en la frontera entre Ecuador y Colombia. La banda tenía la capacidad de enviar hasta 8 toneladas mensuales. “Para transportar el alcaloide reclutaba a humildes baquianos que navegaban, en medio del mar enfurecido, hasta 1.200 millas náuticas en lanchas rápidas, las cuales eran abastecidas en tres puntos camuflados en pleno Océano Pacífico”.
La mayoría de los tripulantes de las embarcaciones eran ecuatorianos. Los puntos de abastecimientos estaban cerca de las Islas Galápagos, otro a la altura de la Isla Coco y uno más a 180 millas de México o Guatemala.
En marzo de 2016, en las bodegas de la Carguera Expair, en Guayaquil, se encontraron 300 kilos de cocaína en el interior de dos tomógrafos que tenían como destino Guadalajara, capital del estado mexicano de Jalisco.
En octubre de 2020, se encontró cerca de Bahía, en Manabí, una pista clandestina, más de 400 kilos de droga y se detuvo a once personas. Uno de los aprehendidos es un mexicano supuestamente emisario del cartel mexicano Jalisco Nueva Generación.
La ferocidad del Cartel
El líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, se ha convertido en uno de los más buscados por la DEA. Desde Guadalajara ha extendido sus tentáculos para hacerse con el control del crimen organizado en México. Y aquí también tiene abierta su propia guerra, contra una escisión suya, financiada ahora por el Cartel de Sinaloa, llamado el de Nueva Plaza, que mantiene sitiados a plomazos a la mayoría de municipios que rodean la capital: descuartizados, embolsados y torturados aparecen cada día desde temprano en estas zonas.
En la zona metropolitana de Guadalajara, en 2019 se cometieron 1.553 asesinatos, más de cuatro al día. Y en 2020, en plena pandemia, esta cifra descendió levemente a 1.369, casi 200 muertos menos. El Gobierno estatal, liderado por Enrique Alfaro —acérrimo opositor del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador— celebraba la baja de homicidios ese año dejando de lado un macabro patrón: los cuerpos a menudo no aparecen y, por tanto no se cuentan. A esos dos años hay al menos que sumarle otros 406 cadáveres localizados en fosas clandestinas.
- Con reportes del sitio Plan V.