El ganador del Oso de Oro no busca provocar , sino investigar la realidad

Berlin.- El cineasta rumano Radu Jude, ganador hoy del Oso de Oro de la Berlinale a la mejor película por «Bad Luck Banging or Loony Porn», un filme sobre un vídeo sexual de una maestra que se vuelve viral, aseguró en rueda de prensa virtual que su intención no era provocar, sino «investigar la realidad».

Según Jude, el filme no es una provocación, y solo se lo parecerá a algunos, porque «no está lleno de elementos extremos» e incluso la escena de sexo -el vídeo explícito de contenido sexual protagonizado por la maestra y que abre la película- es «bastante banal, no es extrema».

Al respecto, indicó que no tiene nada en contra de un comportamiento sexual extremo entre adultos «si es consentido».

«Mi interés no es provocar. Me interesa simplemente usar la cámara, la edición y el montaje para investigar la realidad y tratar de encontrar una estructura para todo esto, pero provocación no, no en mi caso», zanjó.

La película está construida a modo de tríptico, con una primera parte en la que el espectador conoce el contenido del vídeo sexual viralizado y en la que la cámara acompaña a la protagonista en su estrés cotidiano por las calles de Bucarest.

El segundo acto es un boceto lacónicamente comentado de diferentes imágenes estáticas a modo de enciclopedia simbólica de nuestro tiempo, seguido de una tercera parte, de final abierto, en la que la profesora comparece ante una suerte de tribunal formado por padres que va a decidir si la maestra de sus hijos tiene aún la autoridad moral para seguir ejerciendo.

En su argumentación, el jurado internacional dice del filme ganador que es «una película que tiene la calidad inusual y fundamental de una obra de arte perdurable».

«Captura en la pantalla el verdadero contenido y la esencia, la mente y el cuerpo, los valores y la cruda desnudez de nuestro momento presente, precisamente de este momento de la existencia humana», considera.

Lo hace, agrega, «provocando el espíritu de nuestro tiempo (el zeitgeist) al abofetearlo, al desafiarlo a un duelo y, mientras lo hace, también desafía el momento presente en el cine, trastocando, con el mismo movimiento de la cámara, nuestras convenciones sociales y cinematográficas».

Para el jurado, es un filme «artísticamente elaborado, al tiempo que libre, inteligente e infantil, geométrico y vivo, impreciso de la mejor forma».

«Ataca al espectador, provoca discrepancias y no permite a nadie mantener una distancia de seguridad», concluye.

EFE

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