Hacia adelante

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

La elección de Lasso nos da un abanico de opciones. Qué extraordinaria oportunidad tiene la derecha clásica e inmóvil para reinventarse. Para acercarse al centro y alejarse de los extremos. Cuánto puede lograrse recuperando a todos aquellos pequeños burgueses que se alinearon en la izquierda por moda, aunque son de derecha en su vida y valores diarios.

Y qué importante es abrir oportunidades a los marginados y manipulados por las políticas demagógicas y populistas. Si logramos substituir la dádiva por la oportunidad de trabajo habremos dado un inmenso paso hacia adelante. Qué importante es entender que el ecuatoriano con su voto le dió una gran oportunidad a la libre empresa para recuperar terreno, cambiar actitudes timoratas y extremistas en sus propios gremios y convertir a sus empresas en modelos de excelencia antes que comisionistas y dependientes estatales.

Cuán saludable será para el Ecuador lograr acuerdos laborales con los empleados antes que con las cúpulas sindicales para reactivar una economía frenada y deseosa de recuperar posiciones. La apertura hacia países y sistemas exitosos permitirá dirigir la mirada hacia otros modelos y realidades .

Que el diálogo sano, no el impregnado de consignas partidistas e ideológicas, sea la premisa para que los extremos entiendan lo necio de sus posturas. En una atmósfera de libertad y diálogo franco, mucho puede lograrse. Hay que desterrar la imagen del líder prepotente y sabelotodo que nos arrinconó durante tantos años.

Substituirla por el respeto a la independencia de funciones y no añorar la justicia sumaria del pasado. Aprender que existen instancias y tiempos antes que decisiones unipersonales y atrabiliarias. Hay, eso sí, que marcar distancia con la delincuencia organizada, con los socios listos, con los disparates que divulgan las redes para confundirnos con la realidad del pasado oprobioso, que afortunadamente logramos frenar democráticamente.

Pero no cabe caer en la revancha ni en la noticia tremendista para probar nuestros argumentos. Siguen siendo posiciones extremas que no benefician al pueblo sino que lo mantienen enfrentado.

No perdamos la oportunidad de desmontar un estado obeso para convertirlo en una estructura ágil y eficiente. Un Estado fuerte permitirá enfrentar las crisis sin zozobras. No perdamos la oportunidad de demostrar que la responsabilidad del estancamiento de grandes porciones de la población no se debe únicamente a la indiferencia de las élites sino principalmente a la improvisación en los gobiernos y sus políticas públicas.

Que todo esfuerzo para mejorar tiene que ser conjunto y no fragmentado. Que los intereses de grupo no pueden tener cabida en un país urgido por soluciones integrales. Que una administración honesta permite corregir equilibrios y frenar populismos.

La derecha y la izquierda son sobretodo dos grandes formas de entender la vida. Y cómo suele suceder ambas tienen mucha razón en sus postulados. La distorsión de las demandas de ambos lados por parte de liderazgos interesados, la incapacidad de conciliar intereses comunes es el bagaje a enfrentar y desmontar.

Lasso no es la solución final. No es un mago. Es sin embargo una gran oportunidad para lograr acuerdos. Esos diálogos dependen de la voluntad de todos y por tanto de todos depende desterrar los extremos para juntarse en objetivos comunes. Esa es y debe ser la prioridad, no el canibalismo ni la intransigencia a la que, lamentablemente, hemos estado acostumbrados. Solamente allí veremos resultados tangibles para el País.

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