El primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, aseguró hoy que «derrocarán rápidamente» el Gobierno formado por una coalición opositora, si finalmente se establece, y que le sacaría del poder que ocupa desde 2009.
«Nos opondremos al establecimiento de este peligroso gobierno del fraude y la rendición, y si es permitido, lo derrocaremos rápidamente», declaró hoy Netanyahu en un encuentro con su partido derechista Likud, de cara a la votación parlamentaria que debe ratificar el acuerdo de coalición presentado el miércoles.
Según la agenda del Parlamento israelí (Knéset), el presidente Yariv Levin -también del Likud- no ha incluido en el orden del día de la próxima sesión del miércoles el juramento del nuevo Gobierno.
El líder centrista opositor, Yair Lapid, y el ultranacionalista religioso, Naftalí Benet, que anunciaron un acuerdo de coalición con una jefatura rotativa formada por partidos de todo el espectro ideológico, incluido el islamista, que derrocaría a Netanyahu tras quince años en el poder, doce de ellos seguidos.
El compromiso político tiene que ser ahora ratificado por el Parlamento y Netanyahu intenta arrastrar el voto de diputados de derechas que apoyaron en un principio la coalición, para impedir que alcance la mayoría de 61 escaños de los 120 de la Cámara necesarios para formarse.
«Hago un llamamiento a los miembros de la Knéset de derecha y con nuevas esperanzas para que se levanten y voten en contra de este gobierno que pone en peligro al Estado de Israel. Es tarde, pero no demasiado tarde», declaró hoy Netanyahu.
Este considera que se trata de un peligroso «gobierno de izquierdas» aunque la composición tiene una mayoría de fuerzas de centro-derecha y ultraderecha y con Benet, exlíder colono, como primer ministro durante los dos primeros años, seguido por Lapid en el segundo término del mandato.
El jefe de Gobierno en funciones también se defendió de las acusaciones de «incitación». después de que el jefe del Shin Bet, el servicio de seguridad interior de Israel, alertara anoche sobre un creciente discurso que podría derivar en episodios violentos.
«La incitación contra nosotros también está desenfrenada», aseguró tras condenar toda violencia.
«La crítica de la derecha no puede tratarse como una incitación y la crítica de la izquierda como una acción legítima», consideró.
Además calificó el acuerdo del nuevo Gobierno como una traición resultante de los comicios de marzo -los cuartos en menos de dos años-: «La mayor estafa electoral, tal vez, en la historia”, dijo.
«Un gobierno de extrema izquierda que depende de los partidarios del terrorismo no podrá tomar medidas sistemáticas y consistentes contra las organizaciones terroristas en Gaza y es dudoso que se oponga a la decisión en el tribunal de La Haya», añadió. EFE (I)