Orrego, un gobernador moderado en Santiago

Santiago de Chile .- Algunos lo ven como un político «de la vieja escuela», otros como una opción de centro y dialogante. El demócrata-cristiano Claudio Orrego, el primer gobernador electo de Santiago de Chile, dijo este martes en una entrevista con Efe que enfrenta su cargo con un reto principal: «serenar» un escenario político altamente polarizado.

Con un mensaje de unidad, que apela a «todos lo colores políticos» -algo poco frecuente en Chile desde la crisis social de 2019-, Orrego se convirtió este domingo en uno de los pocos rostros centristas que logra calar en Chile, donde, según las encuestas, la ultraderecha y el comunismo cada vez tienen más adhesión.

Ampliamente apoyado en las zonas rurales y los barrios más ricos, el gobernador arrebató este domingo la capital a una candidata de la izquierda más radical, dando aliento a la Democracia Cristiana y a una coalición de partidos de la izquierda más tradicional que lideró la transición (1990) pero que llevaba años de capa caída.

Pregunta (P): La centroizquierda fue la gran ganadora de las elecciones regionales, se llevo 10 de las 16 gobernaciones, incluida la capital. ¿Es una señal de que la gente se ha cansado de la polarización política de los últimos meses?

Respuesta (R): Es evidente que después de tres años muy difíciles de crisis social y pandemia, la sed de cambios sigue siendo importante, sin embargo, creo que este triunfo es una señal política de que la gente quiere un cambio con diálogo, con un buen trato democrático y con gobernabilidad.

P: Más allá de las regiones, ¿cree que Chile necesita una fuerza de centro para gobernar el país?

R: A Chile le viene bien que haya una centroizquierda, un sector que representa una fuerza de cambio serena. El bien común requiere no estar dividido entre buenos y malos, entre la extrema izquierda y la extrema derecha, sino que haya algo intermedio que canalice y serene esa sed de cambios sociales.

P: Sin embargo la centroizquierda estuvo cerca de dividirse de cara a la carrera presidencial. ¿Está preparada ahora para asumir ese reto?

R: La ciudadanía nos ha dado una nueva oportunidad, un voto de confianza y espero que los dirigentes de centroizquierda estén a la altura y que tengamos una única candidatura presidencial antes de fin de año.

«EL EMPLEO O EL MEDIOAMBIENTE NO TIENE COLOR POLÍTICO»

P: Su discurso siempre ha apelado a todo el electorado, ¿cree que ha llegado el momento de tender puentes en política?

R: Chile va a quedar muy malherido después de la pandemia. Tendremos que hacer un esfuerzo para levantarnos y eso supone un liderazgo inclusivo. Los dramas de la capital como el empleo, el tema medioambiental, o el creciente narcotráfico no tienen color político.

Desde una postura de cambio social, tenemos que tender puentes. Aquí ningún liderazgo individual da el ancho para la tarea que tenemos por delante como país, entre ellas redactar una nueva Constitución. O nos ponemos en clave de diálogo y convergencia o vamos a salir peor parados.

P: Lleva en política más de 20 años, ha sido intendente, alcalde, ministro y precandidato presidencial. Una de las principales críticas que recibe es que pertenece a la «vieja política» que se rechazó durante la crisis social de 2019. ¿Cómo responde a esto?

R: Se ha intentado hacer una suerte de cribaje de los últimos 30 años, de cómo echarnos a todos. Ese lenguaje es muy violento, casi de guerra, de aplastarnos y darnos la última estocada. Nosotros lo hemos reemplazado por un lenguaje de construir, de mirar hacia el futuro. Hay que retener lo que se hizo bien y dejar atrás lo malo.

«DEJAR ATRÁS EL ESTADO CENTRALISTA»

P: ¿Qué es lo que hay mantener y qué hay dejar atrás?

R: Hay que dejar atrás la Constitución que hemos tenido, una parte de las reglas del juego que heredamos de la dictadura, el modelo mercadocéntrico y el Estado centralista para cambiarlo por una sociedad equilibrada con democracia ambiental, inclusiva y paritaria.

P: El gobernador no va a tener competencias sobre el orden público, pero ¿cómo va a enfrentar un eventual retorno de las masivas protestas, ahora pausadas por las cuarentenas y la pandemia?

R: Estos estallidos sociales son producto de la desigualdad y la exclusión. Es probable que tengamos protestas por un tiempo y para eso requerimos fuerzas policiales que entiendan lo que es el control democrático del orden público con respeto a los derechos humanos, pero también es esencial crear canales de participación ciudadana, y ahí estaremos nosotros.

P: En el pasado llegó a mostrarse contrario al matrimonio igualitario. ¿Cuál es su posición ahora que el país está a punto de aprobarlo?

Yo hace diez años pensaba de una manera, pero con el tiempo y con el trabajo cercano con organizaciones de la diversidad sexual llegué a la conclusión de que no permitir denominar «matrimonio» a la unión de dos personas del mismo sexo es discriminatorio, y como creo en una sociedad igualitaria, me alegro mucho que se apruebe. EFE

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