No Time to Die

Carlos José Jijón

Guayaquil, Ecuador

Las películas de James Bond protagonizadas por Daniel Craig son extremadamente interesantes, si no demasiado buenas.

Empezamos con Casino Royale, una de las mejores películas de acción de las últimas décadas. La cinta reimagina la franquicia de 007 como una historia realista y seria en la que James Bond es un asesino frío que pierde lentamente su humanidad conforme avanza la trama. Es lo mejor. Pero las cosas buenas no pueden durar, así que pronto pasamos una serie de películas que van desde bastante buenas hasta extremadamente aburridas.

No es secreto que, como es común en Hollywood, la serie estuvo rodeada de problemas de producción y muchas veces vimos cómo el tono cambiaba drásticamente de una cinta a la siguiente. Entonces, con el tiempo observamos cómo la versión hiperseria y realista de James Bond empezó a incorporar elementos más fantásticos y cómicos hasta terminar en Spectre, que trata (sin éxito) de ser una película de Marvel Studios y consiste casi exclusivamente de guiños a otras películas de James Bond.

Ahora tenemos a No Time to Die, la quinta película de la serie que tiene la no envidiable tarea de darle una conclusión satisfactoria a una historia notoriamente desastrosa. ¿Qué podemos esperar? Bueno, por muy aburridas que se pongan las cosas, Daniel Craig siempre da todo de sí, las secuencias de acción son entretenidas y tenemos muy buenos elencos de los que presumir. No hay por qué ser pesimistas.

La trama de No Time to Die no es muy accesible para personas que no hayan visto las entregas anteriores dado que depende mucho de que recuerdes qué pasó en Spectre. Y aquí va la primera cosa positiva de la película porque, por mucho que odie Spectre y aproveche cada oportunidad que tengo para hablar mal de ella, No Time to Die hace un gran trabajo tomando elementos de esa película y haciéndolos entretenidos.

Si no recuerdan, el filme anterior terminó con James Bond retirándose del servicio secreto británico para irse a vivir con su novia Madeleine Swann (Léa Seydoux) en lo que parece ser una vacación europea infinita. Bond no tiene que trabajar, al parecer, lo que hace que uno se pregunte cómo es que mantiene todos esos elegantes ternos. Pero no nos desviemos. Bond está feliz con Madeleine hasta que un secreto del pasado de ella pone en peligro su relación y lo obliga a volver a convertirse en un agente secreto.

Lo más admirable de No Time to Die es su ambición. Muchas películas de James Bond se conforman con «007 va a un lugar exótico a enfrentarse con un comunista desfigurado y en alguna parte una chica bonita lo traiciona». Esta película va mucho más allá que eso, creando una historia que ve a Bond aliándose con la CIA para detener una misteriosa trama de terrorismo que no solo pone en peligro al mundo, sino que está estrechamente relacionada con su pasado. Lo más interesante para mí es cómo Bond no solo deja de trabajar con la MI6, sino que ahora es su competencia. Después de abandonar su puesto tantas veces, finalmente contrataron a un reemplazo y tenemos la aparición de Nomi (Lashana Lynch), la nueva joven 007 que actúa como rival de nuestro héroe. Como si fuera poco, también tenemos el regreso de Cristoph Waltz como Ernst Stavro Blofeld, un arma que puede matar a personas a través de su ADN y Bond topándose con una variedad de viejos aliados.

De hecho, diría que amo los primeros dos actos de No Time to Die. La cinta está llena de creatividad y los actores son muy talentosos. Personas con papeles pequeños como Ralph Fienns o Ben Whishaw son excelentes incluso cuando no tienen mucho tiempo en pantalla.

Pero si has visto el material promocional detrás de la película quizá habrás notado que hasta ahora he evitado hablar de un elemento bastante importante. “¿Qué hay del villano? ¡El ganador del premio de la Academia, Rami Malek, lo interpreta!” Sí, bueno… Es cierto. Tenemos a Rami Malek como antagonista principal y me parece que su actuación no funciona en lo absoluto.

No Time to Die trata de equilibrar los elementos más serios de Casino Royale con las partes más absurdas de Skyfall y, durante la mayor parte del tiempo, creo que lo hace muy bien. La historia es bastante realista y oscura, pero eso no significa que no podamos tener un auto equipado con una ametralladora. Por supuesto, el auto es antibalas y tira explosivos, pero no puede volar. Eso sería ridículo. Sin embargo, este delicado acto de equilibrio es arruinado por completo cuando introducimos a Malek como Lyutsifer Safin (como ‘Lucifer’, ¿entiendes?), que solo podría ser más caricaturesco si llevara un monóculo y una capa. Desde un principio sabes que es siniestro porque habla lentamente y no tiene expresión en su rostro, lo que quizás encajaría bien en una película más fantástica pero que aquí no tiene sentido ya que el resto del elenco es completamente natural. No es solo eso. Es un experto en venenos que quedó desfigurado y da monólogos sobre cómo todo el mundo debería ser tan miserable como él… Y al menos para mí fue muy difícil tomármelo en serio. 

Safin no es demasiado molesto en los primeros dos actos del filme dado que casi no aparece en ellos, pero eventualmente adquiere importancia y la película nunca se recupera. Recordemos que esta es la última película en la franquicia, así que, en teoría, debería ser la mejor y la más grande. Este es el desafío más espectacular que James Bond va a encontrar en toda su vida, pero nuestro villano no es tan interesante como Madds Mikkelsen en Casino Royale ni tan divertido como Javier Bardem en Skyfall y simplemente no le tengo paciencia.

Claro que no es el único problema con los últimos treinta minutos de la película (que, cabe mencionar, es bastante larga). Es difícil hablar de esto sin explicar exactamente qué pasa en el final, pero digamos que hay algunos personajes con los que la película no sabe qué hacer. Los introdujeron, les dan relevancia y luego no pasa nada con ellos. Esto se suma a una serie de secuencias que son bastante importantes, pero no tienen mucho sentido. De nuevo, estoy tratando de ser lo más ambiguo posible, pero digamos que hay algunos problemas que la película insiste no tienen solución, pero tú como espectador puedes pensar en unas tres, por lo menos.

No es lo mejor… Pero creo que sigue siendo una película divertida y que cuenta suficientes momentos memorables como para perdonarla. Más que nada, se siente como un final, y eso siempre es bienvenido. Habiendo dicho eso, también puedes simplemente mirar Casino Royale y pretender que la franquicia acaba ahí. ¿Por qué no? (O)

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