Estados Unidos es «muy optimista» sobre el futuro de su relación con Honduras bajo el mandato de la presidenta electa, Xiomara Castro, aseguró este jueves un alto funcionario estadounidense, que pidió el anonimato.
La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, asistirá el próximo jueves a la investidura de Castro, al frente de una delegación en la que también estará la administradora de la Agencia de Cooperación para el Desarrollo de Estados Unidos (Usaid, en inglés), Samantha Power.
Harris, que tiene entre sus cometidos el de abordar las causas de raíz que generan la inmigración desde Centroamérica, ya ha «estado en contacto personalmente» con Castro «para intentar responder a sus necesidades», aseguró el funcionario en una rueda de prensa telefónica.
«Ha tenido contactos muy constructivos con Castro para intentar ayudarla a prepararse para tener éxito», agregó.
El Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, ha mantenido una relación fría con el Ejecutivo del presidente saliente hondureño, Juan Orlando Hernández, y Harris no incluyó a Honduras en su primera gira latinoamericana en junio del año pasado, en la que visitó México y Guatemala.
Washington confía en tener mejores lazos con Tegucigalpa a partir de ahora, y está «intentando promover una serie de reformas amplias» para hacer frente a los «desafíos de gobernabilidad» y de la «respuesta a la pandemia» tanto en Honduras como en Guatemala y El Salvador, explicó el funcionario.
Agregó que Estados Unidos quiere que haya «una comisión anticorrupción» en esos países y se ofrece a desempeñar «un papel de apoyo importante» para que eso ocurra.
Castro, líder del Partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda), será la primera presidenta que llega al poder en Honduras, y ha prometido dar prioridad a la transparencia y la derogación de ciertas leyes.
El citado funcionario se refirió también a las tensiones en la relación con Guatemala y El Salvador: sobre el primero de esos países, dijo que hay acuerdo «en la mayoría de los temas», pero hay ciertas tensiones sobre lo que Washington considera desafíos a la democracia.
«Hemos dejado muy claro que para nosotros, el tema de la (lucha contra la) corrupción institucional, no es negociable. No vamos a sacrificar esa prioridad para conseguir cooperación en migración», recalcó.
En cuanto a El Salvador, dijo -en alusión al presidente Nayib Bukele– que «la popularidad no es un cheque en blanco para socavar las instituciones democráticas».
«Pero hemos seguido intentando tener una relación constructiva con El Salvador, y creo que estamos haciendo avances», agregó.
El funcionario confirmó que Estados Unidos invitará tanto a Bukele como al presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, y al resto de líderes «elegidos democráticamente» del continente a la IX Cumbre de las Américas, que se celebrará del 6 al 10 de junio en Los Ángeles. EFE (I)