Odesa respira con el bloqueo de las tropas rusas en la vecina Mykolaiv

Odesa (Ucrania)- Superado el susto por los primeros ataques rusos sin víctimas esta semana, las calles de Odesa recuperan tímidamente algo de lo que fueron con unos ciudadanos que han pasado del miedo inicial a la relativa confianza en vista de que las tropas rusas no consiguen hacer caer a la vecina Mykolaiv.

«Los primeros días entramos en pánico y ahora la gente está volviendo a Odesa, incluso hay algún atasco, los negocios están reabriendo… así que la primavera esta llegando», dice a Efe Petr Obukhov, concejal de esta ciudad del sur de Ucrania que, a pesar del respiro, se sigue preparando «para el peor escenario».

TRINCHERAS, BÚNKERES Y SACOS TERREROS

Llegar desde la frontera moldava a Odesa, con sus edificios modernistas y neoclásicos, su puerto neurálgico y su otrora jolgorio, supone atravesar una decena de puestos de control dando un rodeo de hora y media, por pueblos con locales de persianas echadas cuyos ciudadanos, de tanto en tanto, miran arriba al escuchar sonidos de misiles lanzados desde el mar Negro.

A la entrada de la villa, junto a edificios de aire soviético, se extienden caminos de trincheras como raíces, búnkers improvisados y parapetos que obligan al conductor a hacer meandros, sorteando los ahora famosos erizos checos y bloques de hormigón sacados del agua.

La ciudad sufrió su primer ataque con misiles el pasado lunes, que causó algunos daños en viviendas de las afueras. Le siguió otro al día siguiente, también fuera del centro, pero ninguno de consecuencias letales. Las alarmas siguen sonando varias veces al día, acompañadas por el repiqueteo de las campanas de las iglesias.

«Nos han atacado dos o tres veces desde el mar pero han sido ataques muy pequeños, la mayor parte de ellos golpearon en el mar. Solo algunas casas han sufrido daños», dice el concejal, que explica cómo esta localidad en la que vivían un millón de personas lleva semanas preparándose para ese «peor escenario»: un eventual sitio ruso.

COMIDA Y MEDICINAS PARA MESES

El Ayuntamiento está almacenando comida y medicinas «para varios meses», mientras ayuda a los refugiados que llegan de la ciudad devastada de Mariupol y aledañas, compra material para sus soldados y los odesitas continúan llenando sacos en la playa para proteger sus puestos de control, edificios y monumentos.

Pero, dice Obukhov, bloquear la ciudad «es una tarea muy difícil porque (los rusos) no pudieron hacerlo desde el mar» y ahora la costa está blindada por el Ejército ucraniano. Las tropas rusas necesitarían, añade, apoyo terrestre y para eso tendrían que conseguir entrar a Mykolaiv, la ciudad bastión 130 kilómetros al este que resiste con uñas y dientes la ofensiva rusa.

Desde allí, explica, deberían avanzar luego esos más de cien kilómetros con fuerte presencia ucraniana. «Incluso si lo intentan, les llevaría semanas llegar a Odesa, si es que es posible. Lo que sí pueden hacer es atacar desde el aire, podrían bombardear simplemente o lanzar misiles, pero no se qué pueden ganar con estos instrumentos», se pregunta.

MYKOLAIV Y ODESA, CIUDADES HEROICAS

En Mykolaiv, su alcalde, Oleksandr Syenkevych, convertido ya en un icono casi a la altura del presidente, lanza mensajes constantes que la población de la zona sigue con fruición, como el último de ayer en el que destaca que el propio Vlodimir Zelensky califica a Mykolaiv de «ciudad heroica», el mismo título que recibió Odesa en 1945 tras resistir 73 días el asedio nazi.

«Estoy muy orgulloso de ser de esta ciudad. Hemos empezado a reparar las carreteras. No ponemos asfalto por el momento, pero por lo menos las estamos reparando para que la gente pueda circular», anunciaba Syenkevych para advertir que las tropas rusas han parado para «reforzarse».

El estancamiento de la invasión rusa por problemas de suministros lo menciona también el concejal de Odesa, que cree que en algún momento «verán que no hay progresos y necesitarán llegar a un acuerdo político», que no pasaría, apunta como líneas rojas, por dar Crimea o la región del Donbass ni reconocer el ruso como idioma oficial.

«Creo que el fin de esta guerra significará el final del régimen ruso», vaticina este representante del partido centrista proeuropeo Solidaridad Europea.

Mientras las tropas rusas siguen bloqueadas en Mykolaiv, en Odesa la vida parece que vuelve a abrirse paso. Como prueba, la reapertura hoy de su zoo. «Muchos residentes de Odesa nos piden que abramos el zoológico para visitar», informaba ayer el Ayuntamiento.

Funcionará en horario reducido y «es posible que no esté abierto todos los días», avisa el mensaje para concluir dando la dirección exacta del refugio más cercano. EFE

mt/alf

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