EE.UU. anunció este miércoles sanciones a las dos hijas del presidente de Rusia, Vladímir Putin, y la prohibición, junto a sus socios occidentales, a las nuevas inversiones en Rusia, tras la masacre en la ciudad ucraniana de Bucha.
La medida sin embargo, al parecer, es más simbólica que efectiva, según analiza el diario La Nación, de Argentina. No se sabe con exactitud cuáles son sus bienes. En rigor, Moscú ha mantenido un gran secretismo en torno a ellas. Nunca ha confirmado oficialmente sus nombres y, de hecho, ambas, tienen diferentes apellidos.
Tanto Mariya como Katerina son fruto del matrimonio que Putin tuvo con Lyudmila Putina, de quien se divoció en 2013. Ni el Kremlin ha confirmado oficialmente la filiación ni tampoco ellas mismas. En Moscú la respuesta oficial es que no se comenta sobre la vida de los familiares del presidente.
De acuerdo con las versiones que han trascendido a lo largo de los años, se sabe que han pasado su vida entre Rusia y Europa Occidental. Profesionales, conservan una posición alta en el mundo de los negocios y la elite rusa, además de contar con un poder económico significativo.
Putin se refirió a ellas solo una vez durante una conferencia de prensa en 2015. “Están dando los primeros pasos en sus carreras, pero están progresando. No se han involucrado en el mundo de los negocios o en la política”, aclaró. Señaló que no “han sido chicas estrellas”, y que no han gozado de beneficios por su posición.
“Ellas viven en Rusia. Y no se han educado en ninguna otra parte que no sea en Rusia”, afirmó, en medio de versiones que indican los contrario. “Estoy orgulloso de ellas. Continúan estudiando y trabajando y hablan tres idiomas europeos con mucha facilidad”, expresó.
La mayor
Mariya Vorontsova, de 36 años, la mayor, nació en cambio en Leningrado, que ahora se conoce como San Petersburgo. Katerina Tikhonova, de 35 años, es la hija menor del mandatario. Según cita El Mundo de España, nació en Dresde, Alemania Oriental, mientras Putin se desempeñaba como espía de la KGB, la policía política soviética.
Tras la caída de la Unión Soviética, la familia se instaló en Leningrado. Pese a los dichos de Putin, se afirma que ambas fueron enviadas a Alemania para recibir gran parte de su instrucción. Mathias Warnig, un exagente del órgano de inteligencia de la exRepública Democrática Alemana, fue asignado a su cuidado.
La mayor de las hijas de Putin cumplirá 37 años el 28 de abril. Según señala Bloomberg, es médica y dirige un centro de Inteligencia Artificial (IA) en la Universidad Estatal de Moscú. Está casada con Jorrit Faasen, un empresario holandés, relacionada a la compañía rusa Stroitransgaz. Ambos vivieron durante varios años en Voorschoten, una exclusiva zona cerca de La Haya.
No obstante, en 2015, debieron abandonar esa locación por Moscú. Rusia fue acusada de derribar un año antes un avión que viajaba de Holanda a Malasia y matar a sus 294 ocupantes. En medio de la controversia de aquel momento, se viralizó el lujoso estilo de vida de Mariya Vorontsova y varios activistas llegaron a pedir su deportación, según dio cuenta El País.
La hija menor
Katerina Tikhonova, la hija menor, es física y matemática. Desarrolla sus funciones en Nomenko, una empresa del sector de salud. Estuvo casada entre 2013 y 2018 con Kiril Shamalov, un multimillonario que es hijo del oligarca Nikolai Shamalov, parte del selecto círculo cercano de Putin. Shamalov padre es uno de los accionistas el banco Rossiya, señalado como la entidad financiera de la elite rusa.
Según estimó Reuters, Katerina y Kirill Shamalov tenían en 2015 un patrimonio valuado en 1800 millones de euros. Entre otros activos, se le adjudicó a la pareja una vivienda en el País Vasco francés de 3,7 millones de dólares. Kirill Shamalov, según se ha informado, hizo buena parte de su fortuna una vez que Putin llegó al poder. Conoce al líder ruso desde que conducía en los años 90 la política municipal de San Petersburgo.
En el pasado, Katerina fue bailarina acrobática y se ha desempeñado particularmente en el Rock and Roll acrobático en los certámenes organizados por la confederación mundial de esta disciplina (WRRC, por sus siglas en inglés). Ha representado a la Federación Rusa y ha mantenido lazos con la organización internacional.
Según cita The Daily Mail, hay versiones que indican que Katerina Tikhonova puede ser una eventual sucesora de Putin en el poder y que el líder del Kremlin la ha estado preparando para tomar el control del “tsardom” como se conoce al Estado ruso.
Natalia Gevorkyan, biógrafa de Vladimir Putin, se ha hecho eco de esos rumores. “Impulsar a una mujer en una elección presidencial en Rusia es interesante y experimento político moderno”, consideró en una nota escrita para el sitio de la Radio Svoboda.
¿Sucesora?
En ese sentido, Gevorkyan, citada por el medio británico, consignó que si bien Putin no tiene un heredero masculino, “al menos oficialmente”, la posibilidad de que el control del aparato ruso pueda quedar en la misma familia llevaría calma tanto a Putin como al círculo cercano de poder.
Así, la posiciona para la próxima contienda electoral. “En 2024 Katerina tendrá 38. En teoría ella puede tomar parte en las elecciones presidenciales y proveer calma a su padre en una edad avanzada y a sus amigos más cercanos”.