La niña alemana

María Rosa Jurado

Guayaquil, Ecuador

Fueron muchos meses, quizás hasta años, que miraba ese libro con interés en las estanterìas y no me decidía. Soy de las que piensa que las cosas suceden cuando tienen que suceder. Y que como dice el proverbio zen “ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado”. Asì que comencé a leer «La niña alemana» más o menos al mismo tiempo que la amenaza de la invasión rusa a Ucrania se iba haciendo realidad y traía a la memoria los terribles tiempos de otras guerras.

Mi primer contacto literario con esos horrores se dio a través de las páginas del “Diario de Ana Frank”. Esa lectura, siendo yo también una niña contemporánea con la edad con Ana cuando empezó su drama, se grabó a fuego en mi corazón inocente, y de alguna forma, determinó quien soy, y cuáles son mis valores.

Ana Frank fue una niña judía de Holanda en tiempo del nazismo que, para salvar su vida y la de su familia, permaneció escondida en un anexo secreto en un edificio de Amsterdam. Por desgracia fueron descubiertos y la familia terminó en los campos de concentración. Sólo el padre sobrevivió.

Ella narró en su diario cada día de su encierro, sus sueños, sus esperanzas, sus pensamientos, que son un legado para el mundo entero.

Es curioso advertir que ahora en el año 2022, una ticktoquera polaca adolescente llamada Valeria Shashenok, cuenta a través de esta plataforma su vida en el refugio en que vive en Polonia.

La historia de la “Niña alemana” se enmarca en los terribles tiempos en que la desgracia se ensañó con el pueblo judío.  La protagonista Hanna Rosenthal vive en Berlin en 1939 cuando su familia ha sido desposeída de sus bienes con el pretexto de tener “sangre impura”.

La única salida que encuentran sus padres es embarcarse con dos amigos (un padre y su hijo, el mejor amigo de Hanna, Leo) en el buque St. Louis rumbo a La Habana, donde se han comprometido a refugiarlos.

Sin embargo, al llegar a Cuba descubren que han sido engañados y que no tienen permiso para desembarcar y que pretenden devolverlos a Alemania, a los campos de concentración, que parece un destino peor que la muerte.

A partir de estos dramáticos acontecimientos, la vida de Hanna dará un giro completo, totalmente inesperado.

Siete décadas después, en la ciudad de Nueva York, Anna Rosen recibe un paquete de Hanna, una tía abuela que no conoce y que crió a su difunto padre. Intentando reconstruir su pasado, Anna y su madre viajan a La Habana, a reunirse con la anciana Hanna, quien les relatará su travesía a Cuba en el buque St. Louis y les contará sobre cómo cumplieron Hanna y Leo el pacto que sellaron entre ellos.

Su autor, el cubano Armando Lucas Correa, es jefe de redacción y principal portavoz de la revista «People en Español». Ha recibido numerosos premios periodísticos. «La niña alemana» es su primera novela.

Ahora, que los oscuros tiempos de infortunio han vuelto, cuando miles de personas son obligadas a huir con lo que llevan puesto, buscando salvarse, mientras son atacados con misiles y cuyas vidas nunca volverán ser lo que eran, esta novela expone la tragedia de aquellos que son considerados indeseables y desechables ante los ojos ensimismados del mundo, despertando un clamor por la paz que sólo puede empezar decidiendo cada uno ser esa paz que todos deseamos.

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