
La Habana, Cuba
Me pregunto cuántos de estos periodistas oficiales que están poniendo pie en polvorosa ayudaron a prolongar la satanización sobre los reporteros independientes, contribuyeron a silenciar las voces de los medios de prensa no controlados por el Partido Comunista (ya fuera por su accionar o por su falta de accionar).
Cuántos de ellos difundieron la idea de que nosotros éramos los «apátridas», los «enemigos», a los que había que acallar y alejar el micrófono de sus bocas. Cuántos nos miraron por sobre el hombro, masticaron con molestia nuestros nombres, se sumaron a las campañas de difamación en nuestra contra y, ahora, ponen mar de por medio. Se van (una decisión que en lo personal no cuestiono) pero sigo indagando en cuántas mentiras ayudaron a levantar que costaron lágrimas, aislamiento social y dolor físico a otros.
La responsabilidad del periodista no es un traje que se quita y se deja para ponerse otro limpio de manchas. La responsabilidad del periodista implica saber que las palabras dichas, los titulares difundidos y las mentiras amplificadas también dejaron víctimas, cercenaron el camino para que personas más honestas llegaran ante las cámaras, serrucharon el piso a excelentes maestros de la información que por tener ideas críticas nunca pudieron pararse frente a un aula. La responsabilidad del periodista lleva a preguntarse: ¿Cuántos años de ‘sobrevida’ le han dado a la dictadura estos reporteros oficiales que hoy huyen?
Nada. Preguntas que yo me hago. Desde aquí, desde La Habana.

- Yoani Sánchez es periodista independiente en Cuba. Dirige el sitio 14yMedio. Su texto ha sido publicado originalmente en ese sitio.