El mensaje de las urnas en Colombia

Editorial de diario El Tiempo

Bogotá, Colombia

Para bien de la democracia, más de 21 millones de ciudadanos y ciudadanas acudieron ayer a los 12.263 puestos de votación habilitados. Como resultado de esta participación masiva en las urnas, el próximo 19 de junio tendrá lugar la segunda vuelta presidencial, entre el candidato ganador, Gustavo Petro, y, para sorpresa de algunos, Rodolfo Hernández, quien ocupó el segundo lugar. Un hecho de una enorme relevancia y trascendencia para el país. Es la primera vez que a esta instancia llegan dos aspirantes sin vínculos directos con partidos y estructuras políticas tradicionales. Son dos proyectos de país con diferencias entre sí, sin duda, pero con el denominador común del discurso del cambio y punzantes críticas al statu quo.

Gustavo Petro confirmó, con más de ocho millones y medio de votos, que su proyecto político, como ocurrió hace cuatro años, sigue logrando seducir a un sector importante de la sociedad, movido por una evidente inconformidad con los paradigmas que han sido referente de los últimos gobiernos, especialmente en materia económica y política.

Mención aparte merece el fenómeno de outsider que encarna el ingeniero santandereano, quien, pese a no tener figuración política nacional hasta hace unos meses, logró el sorprendente respaldo de cerca de seis millones de personas. Apelando al carisma, los códigos y el lenguaje de alto contenido emocional de las redes sociales y al sentimiento de indignación que existe en muchos colombianos y se ha nutrido por los continuos casos de malos manejos del erario en las más diversas instancias, Hernández ha tenido el mérito de recoger esta frustración y ofrecerles un antídoto seductor.

Un elemento adicional, que habla de las nuevas tendencias democráticas, es que cualquiera sea el resultado en las urnas, Colombia tendrá una vicepresidenta afro, ya sea en cabeza de Francia Márquez, fórmula de Petro, o de Marelen Castillo, fórmula de Hernández.

Dicho lo anterior, hay que valorar como algo muy positivo el que ayer la Registraduría pasó el examen y despejó dudas. Y con ella, la democracia colombiana. La ciudadanía salió masivamente a las mesas de votación, donde encontró, reiteramos, una institucionalidad que le permitió ejercer su derecho al voto con libertad –con las excepciones de ciertos lugares donde es innegable la sombra de los grupos armados–, preferencia que luego fue tramitada por una organización electoral que tuvo un desempeño notable que sirve, en buena hora, para refrendar la confianza de la que por décadas ha gozado.

Vienen días decisivos para candidatos y votantes. En las próximas tres semanas Gustavo Petro y Rodolfo Hernández deberán cosechar nuevos apoyos, pero, y en especial, tienen la tarea de dejar sin argumentos a quienes también mencionan como elemento común la falta de solidez y viabilidad de los puntos que componen sus programas de gobierno, además de encarar una campaña con altura y respeto, que calme los ánimos.

Esta última es razón más que suficiente para que los dardos y los epítetos queden atrás y les den, por fin, paso a las propuestas robustas y convincentes, porque el tamaño de los retos que encontrará quien se posesione el próximo 7 de agosto así lo exige.

Fotografía cedida por la campaña de la Liga de Gobernantes Anticorrupción de su candidato a la Presidencia de Colombia Rodolfo Hernández mostrando su voto hoy, en el centro de votación del colegio Santander en Bucaramanga (Colombia). Los centros de votación de Colombia abrieron a las 8.00 am de este domingo para la jornada de elecciones presidenciales colombianas. EFE/Mario Caicedo

Más relacionadas