Cerca de la mitad de los escolares de Estados Unidos sufren problemas de soledad y tristeza, aseguró este jueves el cirujano general de EE.UU., Vivek Murthy, durante su intervención en el marco de la Cumbre Concordia de las Américas en Miami (Florida).
Murthy, que participó en un panel titulado «Atendiendo la crisis de salud mental», destacó que la pandemia de la COVID-19 ha contribuido en gran manera a incrementar estos sentimientos que en muchos casos derivan en enfermedades mentales.
«Millones de padres en Estados Unidos se enfrentan a la situación que viven sus hijos», apuntó el médico, para quien el calado del problema hace que sea necesario un esfuerzo decidido por parte de las autoridades sanitarias.
«Ante esta situación debemos preguntarnos qué tratamiento estamos ofreciendo», sostuvo, tras apuntar que la prevención es, sin duda, una de las mejores medidas frente a un problema que —dijo— no solamente afecta a su país sino a buena parte del mundo, en especial después de la fase aguda de la pandemia.
Otra manera de abordar el problema, precisó, es luchar contra el estigma que todavía suponen para la sociedad los problemas mentales.
«Los problemas de salud mental afectan además la productividad en los centros de trabajo», destacó Murthy.
En su opinión, uno de los puntos en los que más hay que centrarse es la conexión social, que «es muy importante» para abordar la situación que sufre el país.
«La soledad lleva a problemas más graves y por ello la conexión humana es esencial», aseguró, además de indicar que un reciente estudio de la Universidad de Pensilvania apunta que la soledad es causa directa de falta de productividad en las personas.
«Por eso es muy importante interrelacionarse. Dedicar 15 minutos al día a telefonear a una persona querida puede ayudar a solucionar la soledad y la tristeza», preció el médico.
Apostó también porque el problema sea encarado con la colaboración de entidades públicas y privadas.
Antes de la pandemia, estudios a nivel nacional mostraron que en 2019 uno de cada tres estudiantes de secundaria presentaban sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza, lo que aumentó a cerca de la mitad tras la COVID-19. EFE (I)