El Alto (Bolivia) 1.- Los ladridos de decenas de perros resonaron fuerte este martes en el atrio de la parroquia Cuerpo de Cristo, en la ciudad boliviana de El Alto, en una misa celebrada para bendecir a los animales y a sus «humanos» con motivo del Día de San Roque.
El sacerdote Justino Limachi y los voluntarios de la parroquia Cuerpo de Cristo armaron un altar en las gradas exteriores del templo con la imagen de San Roque y colocaron unas sillas alrededor para recibir a los vecinos del barrio alteño de Villa Adela que llegaron con sus mimados para escuchar misa.
Los fieles se acercaron a recibir la comunión con los perros y al terminar la celebración, Limachi les bendijo con agua.
«Dios nos ha bendecido con un amigo y ese amigo es la mascota que tenemos en la casa, y para mí son todos los perritos», dijo a Efe Limachi, párroco de Cuerpo de Cristo.
En esa parroquia es costumbre desde hace más de una década tener estas celebraciones para bendecir a los animales en la fiesta de San Roque, una tradición que ha sobrevivido a la muerte en 2016 de su creador, el sacerdote alemán Sebastián Obermaier, recordó Limachi.
LOS CONSENTIDOS
Algunos de los canes asistentes vistieron sus mejores galas, como Hachi, un simpático chow chow que iba de traje junto a sus hermanos, Chispita, Vaquita y Negrito, tres ch’apis, como se llama en Bolivia a los perros pequeños y con abundante pelo ensortijado parecidos al bichón maltés.
Katherine, la dueña de estos animales, comentó a Efe que ellos son como sus hijos y que con gusto les proporciona los cuidados que requieren, desde una buena alimentación, baños y cortes de pelo, hasta la compra de ropa y camas para cada uno.
«El perrito no puede hacer por sí solo las cosas, es como un bebé (…) Para mí es importante que vengan, que se diviertan, que vean a otros perritos y reciban la bendición», afirmó Katherine.
También estuvo la traviesa Edith, parecida a un terrier negro, que correteó a sus anchas frente a la paciente mirada de sus hermanos y primos Scotty, Justin y Mafalda, tres mestizos más grandes que ella.
Perros cocker spaniel, salchicha, bull terrier, pequineses y una variedad de mestizos también participaron en la misa, algunos bien sentados y en silencio y una mayoría que interrumpía los cánticos y rezos con sus ladridos.
No faltó el fiel guardián de la parroquia, el pequeño Gugui, un mestizo de color café y orejas grandes que es el consentido del padre Limachi y que escuchó la misa cerca del altar.
Gugui «da vida a la parroquia, la cuida, me acompaña, en la noche cierra la puerta conmigo», es muy educado «y no deja entrar a los borrachos a la parroquia» porque una vez vio a personas ebrias causando destrozos en el templo, comentó el sacerdote.
REFLEXIÓN Y HOMENAJES
Limachi expresó su deseo de que «toda la humanidad ame a los perritos» como las personas que asistieron a la bendición.
«Pero lamentablemente no es así, vemos tantos perritos en la calle, con huesitos, en el basurero», lamentó el religioso y cuestionó que haya gente que tenga a sus animales sin vacunas, ni los cuidados correspondientes.
Al igual que en Villa Adela, hubo homenajes y festejos para los canes en otros lugares, como el barrio alteño de Ciudad Satélite, cuyos habitantes recordaron a Choco, un mestizo que era el guardián comunitario de la zona y que murió apuñalado al intentar defender a unos vecinos de unos ladrones que les querían asaltar.
El can murió en 2014 y dos años después los vecinos de Ciudad Satélite erigieron un monumento para honrar su memoria, que hoy, como todos los días, lució unas flores y también le colocaron algunos globos y un mensaje contra el maltrato a los animales.
En la vecina La Paz y otras ciudades bolivianas se organizaron concursos de disfraces y campañas de vacunación, entre otras actividades. EFE
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