Guayaquil, Ecuador
Walter Laqueur (1921-2018), historiador y politólogo alemán, es un importante estudioso del fenómeno terrorista; su libro, “Una Historia del Terrorismo” nos permite evaluar y comprender esta acción despiadada y cruel en los tiempos modernos. Laqueur ensaya un concepto del terrorismo: «Es el asesinato sistemático, la mutilación criminal, y amenaza del inocente para crear miedo e intimidación para ganar un acto político o táctico y para ser ventajoso, normalmente para influir a un público».
Podemos señalar varias características del terrorismo: violencia indiscriminada, sus efectos se extienden a la totalidad de la población; actúa con sorpresa infundiendo terror; produce sufrimiento innecesario, golpean las áreas más vulnerables de una sociedad. El crimen del terrorismo está entre los más crueles y repudiables, porque se juntan en él no solo múltiples agravantes al atentar contra una vida humana, sino el ensañamiento y brutalidad que pueden acabar con vidas inocentes, atenta contra el bien social de la paz con el mensaje de terror a los ciudadanos.
A fines del siglo pasado y de lo que va del presente siglo, han perturbado la paz varios movimientos que se los calificó de terroristas, ETA, IRA, en Europa; en medio oriente Hamas; Boko Haram en África, en Latinoamérica, Sendero Luminoso y Tupac-Amaru en el Perú y los narcoterroristas colombianos, M-19, FARC, ELN y los Paramilitares
Las consecuencias del terrorismo perpetrados, especialmente en Europa y Medio Oriente, se pueden resumir en muerte, terror, inseguridad, incertidumbre, barbarie, pánico, desconcierto, y ríos de sangre. El brutal atentado a las Torres Gemelas, conocido como el 11-S marcó el inicio de la guerra contra el terrorismo.
El exsecretario de Seguridad de Bogotá, Hugo Acero, habló sobre la inseguridad en Ecuador e indicó que la presencia del narcotráfico es el mayor problema que enfrenta el país. Manifestó que donde ha llegado el narco, la tendencia de violencia se repite. Así ocurrió en Colombia, se ha dado en México, en Centroamérica y desafortunadamente desde hace algunos años en Ecuador.
«El narcotráfico no está de paso. El narcotráfico llegó para quedarse y tiene todos los elementos: la extorsión, el sicariato, amenazas, secuestro, coches-bomba, lavado de dinero facilitado por la dolarización, préstamos con el pago de altos interés. Una criminalidad organizada y al lado de él una serie de negocios criminales y violentos»,
En 2008 en la Asamblea Constituyente, se recomendó la condena al terrorismo como un crimen de lesa humanidad, a la xenofobia y al racismo; la mayoría de asambleístas afines al gobierno de turno, imbuidos de una fuerte carga ideológica, no aceptaron la inclusión en la nueva Carta Magna, la “condena” al terrorismo.
Podemos señalar que la lenidad deliberada del gobierno de la revolución ciudadana en el control del narcotráfico ha permitido la presencia de mafias que tratan de imponer su presencia a través de la violencia despiadada, crueles actos que lindan con el terrorismo. Devolverle la paz social al país, requiere de una frontal decisión política no sólo del gobierno sino de todos los estamentos del Estado y del poder ciudadano; es hora de arriar las banderas y volver al espíritu de unidad de 1995 bajo la consigna de “Ni un paso atrás”.