Soldados ucranianos a EE.UU.: «Se nos acaba el tiempo, ya viene el invierno»

Soldados ucranianos

Ivanna, Daria y Andriana combaten desde hace siete meses en las filas ucranianas contra Rusia. Están convencidas de que ganarán la guerra, pero para lograrlo piden más ayuda de Estados Unidos y la necesitan antes del invierno.

«Por supuesto que vamos a ganar», afirma de forma tajante la sargento Andriana Arekhta, de 34 años, quien ha visitado Washington junto a otras seis compañeras para reunirse con las autoridades estadounidenses.

«Podemos ganar lentamente, sin el apoyo de Estados Unidos y de otros países, pero nos costará muchas pérdidas de niños, mujeres, civiles y soldados. O podemos ganar de una forma mucho más rápida. Por eso estamos aquí», explica.

MÁS ARMAS

El Gobierno de Joe Biden ha suministrado al Ejecutivo de Kiev cerca de 15.200 millones de dólares en armamento, la mayor parte desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero.

Las combatientes son optimistas tras el éxito de la contraofensiva ucraniana que en las últimas semanas ha ganado terreno a los rusos en el oeste y el sur de Ucrania, pero advierten de que las cosas se pueden torcer sin ayuda.

«Es un momento crítico porque necesitamos armas para liberar el sur, porque hay mucha maquinaria rusa, como tanques. Se nos acaba el tiempo, está llegando el invierno y tenemos que hacerlo antes de que comience el frío», explica Andriana.

Daria, de 35 años y del cuerpo de francotiradores, añade que cuando Rusia «pierde en el campo de batalla, comienza a atacar a civiles», y pone como ejemplo un ataque a una central eléctrica que dejó sin luz a zonas de la región de Járkov.

El invierno, afirma, es «extremadamente frío» en su país, donde las temperaturas pueden bajar hasta los -20 grados, por lo que preocupan los cortes energéticos causados por los ataques rusos: «La gente sin calefacción tendrá muchos problemas para sobrevivir», advierte.

Esta mujer, que se alistó a las Fuerzas Armadas en 2014, año que comenzó la guerra con los prorrusos del Donbás, pide a Washington más defensas antiaéreas con las que tumbar los misiles de crucero rusos, que «pueden alcanzar cualquier punto del territorio ucraniano».

«Pueden llegar a cualquier ciudad del oeste o del norte de Ucrania y no tenemos forma de responder. Podemos parar alguno de esos cohetes pero no todos», confiesa.

UN ESTADO TERRORISTA

Las combatientes insisten una y otra vez en que Rusia es un Estado «promotor del terrorismo», una categoría que Estados Unidos usa para catalogar y sancionar a Cuba, Corea del Norte, Irán y Siria, pero que por ahora descarta utilizar con Moscú.

«Sabemos que Rusia es un promotor del terrorismo y sus soldados son terroristas también», afirma contundente Ivanna Chobaniuk, de 29 años y jefa de una unidad médica en el frente de batalla.

Esta mujer asegura haber salvado la vida a una niña de ocho años que fue herida por el impacto de una bomba de racimo, un armamento prohibido por convenciones internacionales, lo que demuestra que las fuerzas rusas «no tienen estándares morales», dice.

Entre varios ejemplos de posibles crímenes de guerra, Daria recuerda que los rusos bombardearon en Mariúpol un teatro a pesar de que estaba señalizado que había niños refugiados en su interior.

«No negociaremos (con Rusia) porque torturan y violan a nuestra población. No podemos hablar con ellos. Están bombardeando nuestras ciudades hospitales y jardines de infancia. ¿Por qué bombardean jardines de infancia?», exclama Andriana, madre de un niño de cinco años.

Esta soldado destinada en la región de Lugansk denuncia además que el Ejército ruso en las zonas ocupadas de Ucrania separa a familias en «campos de concentración» y envía a los niños a Rusia.

LOS NAZIS SON ELLOS

Putin ha acusado a las autoridades ucranianas de «neonazis» y de perseguir a los prorrusos del oeste de Ucrania para justificar su ofensiva militar, algo que las soldados consideran «propaganda».

«Los nazis son ellos. Son nazis porque quieren nuestra nación como si no existiera. Lo que están haciendo con nuestra población es el ejemplo de nazis», responde Daria.

La francotiradora sostiene además que Ucrania es «una sociedad muy democrática, civilizada y de mente abierta».

Una de las imágenes que más le han impactado durante el transcurso de la guerra fueron los carritos de bebé abandonados por las familias para poder cruzar el río durante la evacuación de Irpin, a las afueras de Kiev.

«No puedo ni imaginar lo que es para gente que tenía una vida normal tener que escapar de su hogar. Es una imagen que creo que no olvidaré», relata emocionada.

Sobre el papel de las mujeres en las Fuerzas Armadas ucranianas, Ivanna asegura que ellas combaten «en igualdad» con los hombres, y pone el ejemplo de su compañera Andriana, quien «sabe cómo conducir un tanque, cómo disparar un Stinger y otros métodos».

«Hemos aprendido y lo hacemos lado a lado con los hombres», concluye. EFE

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