Hacer fila

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

«La gran virtud de un sistema de libre mercado es que al mercado no le importa el color de la gente; no le importa cuál sea su religión»

Milton Friedman

Hoy, sin lugar a dudas, vivimos en democracia. Este concepto va más allá de elegir autoridades por vía electoral. Vivir en democracia implica salir del hogar, poder reunirse con amistades y familiares, tener una movilidad sin ataduras y de vivir sin miedos ni censuras. Es, también, tener la libertad de crear, escoger, viajar y pensar. En ese sentido, la economía ecuatoriana poco a poco va recuperando cuerpo, sobre todo tras la pandemia. El Banco Central está gozando de liquidez y los aspectos micro y macro económicos van teniendo orden. El país parece ir recuperando el rumbo que perdió poco más de una década atrás.

Si bien, hay cosas por hacer como reforzar la seguridad, ampliar Tratados de Libre Comercio con la Unión Europea y Estados Unidos y permitir una mayor inversión extranjera, en la actualidad, esto último, también va evidenciándose. Pues, Quito tras cuatro administraciones dio una sensación de estancamiento (que aumentó la apatía de la gente). Sin embargo, las noticias de nuevas tiendas en la ciudad, abrieron los ojos de los capitalinos que además fueron a un centro comercial, ubicado al norte, para hacer compras en la nueva tienda H&M, la multinacional de ropa sueca.

Con esto, se suma un paso al libre mercado y a la competencia dentro de la ciudad que demuestra, dentro de todo, una situación financiera que va mejorando. Evidentemente, ante un hecho así, que genera entre ochocientos y mil empleos y el local lució repleto, no se hicieron esperar reacciones.

¿Qué impacto realmente causa una tienda como H&M en Ecuador (pues también se abrirá en Guayaquil)? Un hecho que, desde un punto de vista sociológico, muestra el interés de la ciudadanía de abrirse a un mercado internacional y además acercarse a un producto innovador. Es una muestra plena de un libre mercado sano —garantista de una democracia— que evidencia la actitud de la gente de querer mejorar su calidad de vida. Ahora, esto no es nuevo. Pues, en años pasados, desde la década de los ochentas y noventas, hasta principios de los 2000, en Ecuador se situaron bancos internacionales tales como el Lloyds Bank International, Banco Santander, AMB-Amro Bank y el Banco Sabadell (por citar unos pocos ejemplos). Sin embargo, varias entidades bancarias extranjeras cerraron entre el 2007 y el 2010 por falta de garantías en el país, ese fue el caso del panameño Austrobank Overseas que dejó de operar en 2009.

Así, el ecuatoriano se acostumbró a una vida impactada por el mercado y el ritmo de vida tanto local como internacional (más allá de las típicos puestos comida como McDonald’s o KFC) que vieron, de afuera, el potencial del país. Desde luego, muchos de estos negocios, en su apertura implicó largas filas.

El ecuatoriano promedio, en resumidas cuentas, está ya acostumbrado a una vida a lo «estadounidense». Por esta razón no sólo H&M logró causar emoción en los compradores sino tiendas como Carter’s (que es para niños) que se añaden a las reconocidas como la española Pull & Bear.

En ese sentido, desde un fenómeno tan cotidiano como hacer fila, se pueden sacar varias conclusiones. La más importante, que hacer fila ya sea para una tienda de ropa o para comprar en un restaurante o una panadería del frente de la casa, será siempre más beneficioso que hacerlo de la manera en que se producen en Cuba o en Venezuela. Allá, los ciudadanos, se forman para recibir lo poco, casi nada, que puede brindarles el Estado. Es decir, criticar lo uno, para encubrir lo otro es altamente dañino para el ecosistema actual que implica una mayor apertura al mundo. En Ecuador, se forman grandes colas para pagar en un cajero de supermercado, para entrar a un banco, a un concierto, a un partido de fútbol, para el Black Friday, para esperar mesa en un patio de comidas… Mientras se haga fila para algo que como país nos haga crecer, lo demás, o son complejos de los sectores de izquierda, o viene por un sentimiento de gusto personal. 

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