Apostarle al Ecuador

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Los recientes hechos que ha sufrido el Ecuador, en cuanto a la violencia desmedida causada por el narcotráfico y las bandas criminales, demuestran una cruda realidad que vive el país. Sin embargo, esta crisis, no se superará si como ecuatorianos no nos unimos.

El miedo es la vía que utiliza el terrorismo para causar zozobra, por medio de la incertidumbre se busca ir calando en el alma de los ciudadanos para sumirnos en el pánico. El Gobierno Nacional ha tomado ya la iniciativa de hacer un riguroso trabajo de inteligencia para mantener el orden de las cárceles. Durante el toque de queda se registraron 167.687 decomisos de explosivos y 103 detenidos.  

Sin embargo, las prisiones es sólo una parte que atenta contra el Gobierno y el Estado de derecho. Un asunto así mismo de grave es el correísmo que, nuevamente, quiere agitar el Legislativo para sus planes perversos y desestabilizar la democracia nacional. Algo totalmente reprochable y repudiable. Como punto contrapuesto, la mayoría de ciudadanos que estamos comprometidos con la democracia, defendemos las actuaciones del Presidente Guillermo Lasso y apoyamos, además, la labor de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas.

Hoy, la nueva cruzada recae en que el país merece días mejores, en que la violencia cese. Sin embargo, todavía hay políticos que no quieren sumarse a la unidad que han hecho abiertamente las autoridades y buscan, así, sus propios y mezquinos intereses. Se aprovechan del caos incluso para mermar la libertad, amenazando a periodistas y generando más división en los ciudadanos.

Pero los patriotas apuestan por el Ecuador. Dejan sus ideologías a un lado y sus discrepancias (dicho sea de paso, que es parte de la democracia) y arriman el hombro para poco a poco ir construyendo el futuro. Los problemas evidencian al mismo tiempo dos cosas: a los que se unen y a los que con odio quieren evitar un progreso para quedarnos en la incertidumbre para que ellos puedan volver como «salvadores». Pero, su populismo quedó renegado. Primero está el país.

Es imposible minimizar las acciones de respaldo a las fuerzas del orden quienes reciben comida y agua de la gente, que con alto nivel cívico expresan así el accionar de los oficiales que arriesgan su vida para precautelar la nuestra.

Estar con el Ecuador, es dejar el egoísmo y la cobardía. Muchos querían acciones por parte del Gobierno a pesar de los bloqueos legislativos. Esas operaciones se dieron para que en lo alto del cielo se ondee el tricolor nacional. Seguramente, los libros de Historia Nacional hablarán de esa fotografía de los reos custodiados por la policía, derrotados, humillados ante la ley, tirados en el patio de la Penitenciaría del Litoral. Esa imagen del Primer Mandatario subido en el helicóptero y aquella que en su rostro se refleja su sudor del trabajo hecho y su mirada fija que ve el efecto de sus acciones, mientras que con una gorra policial se muestra del lado del orden y de las normas. Mientras el sol le refleja su expresión seria y triunfante. Allí estamos los dieciocho millones de ecuatorianos, mas no en el oportunismo y la bajeza política.

Apostarle al Ecuador es decir que apoyamos esta cruzada y que juntos somos más fuertes que nunca.

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