La destitución del CPCCS es un asalto

Raúl Andrade

Rochester, Estados Unidos

Ecuador no saldrá de su subdesarrollo mientras intereses de grupo torpedeen a los intereses nacionales. La toma por asalto de un organismo como el CPCCS lo demuestra. Allí lo que existe es un pozo de corrupción, impunidad y manipulación y las maniobras encaminadas a controlarlo tienen un trasfondo tétrico.

Controlar los organismos de fiscalización es la meta de quienes tienen mucho que ocultar. No se trata de auditar a un gobierno que tiene año y medio, se trata de frenar la investigación sobre los latrocinios del correismo, las alcaldías del PSC, sus tentáculos en los contratos de toda índole y de salvaguardar los intereses de otros grupos más pequeños pero igual de codiciosos.

Solo un trabajo serio por parte de profesionales intachables y sin influencias políticas permitirá develar los atracos al País por parte de dichos grupos. Por eso la desesperación por impedirlo.

No se necesita ser un sabio para entenderlo. Esta no es una maniobra política, es una piratería para encubrir la corrupción.

La inseguridad jurídica, el crimen organizado y el asalto a mano armada tienen en común un resultado: la impunidad.

Mientras nadie sea afectado, mientras las mafias salgan impunes de sus atracos gracias a sus conexiones políticas, estamos desarmados.

Por sus obras los conoceréis dice el adagio.

El País está obligado a tomar nota de estos procesos, a cargo de autoridades que han traicionado su mandato popular y que sirven a intereses particulares, para rechazarlos de todas las formas posibles en democracia.

Nosotros tenemos la palabra.

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