Carlos Meneses
Brasilia, 2 ene (EFE).- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, buscó este lunes restablecer los vínculos con Iberoamérica en su primer día de Gobierno, con una extensa ronda de reuniones bilaterales con varios de los principales líderes de la región.
Menos de 24 horas después de asumir el Gobierno, el dirigente progresista mantuvo sendos encuentros con el rey de España, Felipe VI; los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Bolivia, Luis Arce; Ecuador, Guillermo Lasso; Colombia, Gustavo Petro; Chile, Gabriel Boric, y Portugal, Marcelo Rebelo, entre otros.
«Creo que el presidente Lula es un líder regional que le va a dar un impulso a América Latina muy importante», afirmó Fernández, quien le esperará con los «brazos abiertos» cuando viaje a Argentina el próximo 23 de enero en su primer viaje internacional.
Lula mandó así una fuerte señal de que, como cuando gobernó entre 2003 y 2010, la política exterior será uno de los ejes de su tercer mandato, después de cuatro años de «aislamiento» internacional con el ahora exgobernante Jair Bolsonaro.
Ya había anticipado que quiere devolver a Brasil «al lugar del mundo que se merece», como «protagonista» de foros internacionales, relegados a un segundo plano por el líder ultraderechista.
FELIPE VI, EL PRIMERO DE LA LISTA
Lula empezó su maratoniana jornada recibiendo a Felipe VI en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, y donde se celebraron todas las reuniones.
Ambos hablaron de «la relación Brasil-España, Europa y América Latina», según indicó Lula en un escueto mensaje en sus redes sociales.
El monarca encabezó la representación española en la investidura de Lula, en la que también participaron la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
Antes de la toma de posesión, Felipe VI dijo, en un encuentro con representantes de la comunidad española, que espera que «Brasil tenga un papel internacional muy activo».
Tras la reunión de hoy, Díaz manifestó en sus redes sociales que Lula representa «el inicio de un tiempo de derechos, de igualdad, alegría y de dignidad para el pueblo brasileño».
OBJETIVO: UNIR LATINOAMÉRICA
Después fue el turno para Arce, con el que buscó nuevas fórmulas de cooperación bilateral en «políticas sociales», «energía» y «suministro de fertilizantes», gran preocupación regional desde el estallido de la guerra en Ucrania.
Lula se refirió a Arce como un «amigo», mismo término que usó con Fernández, al que le une una amistad de años.
El mandatario argentino siempre ha estado al lado de Lula en las duras y las maduras. Lo visitó cuando estuvo en prisión por condenas de corrupción luego anuladas por la Justicia; en Sao Paulo nada más ganar las elecciones de octubre y ahora en la investidura.
«Argentina y Brasil son países indisolublemente unidos», sentenció Fernández en un pronunciamiento tras el encuentro.
Para el líder peronista, la relación bilateral entra en una nueva fase de fortalecimiento después de los «difíciles» años con Bolsonaro, al que acusó de «ausentar» a Brasil de los organismos multilaterales, algo que el mundo «no se lo puede permitir».
Prueba de ello es que Lula, siguiendo la tradición diplomática brasileña, realizará su primer viaje oficial internacional a Argentina, donde participará además en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que Brasil abandonó en 2020 durante el Gobierno de Bolsonaro (2019-2022).
Ambiciosa fue también la cita con Petro, con quien conversó sobre «un gran pacto para salvar» la Amazonía, «un cambio de la política antidrogas, un Brasil garante de la paz en Colombia y el estudio de la interconexion eléctrica de las Américas con fuentes de energías limpias».
Con Boric, hablaron sobre integración regional, tanto en lo físico, como en lo económico y comercial.
Además de estrechar lazos con Iberoamérica, Lula también recibió a representantes de Venezuela, Cuba y Perú, a líderes africanos y al vicepresidente chino, Wang Qishan.
La relación con China, mayor socio comercial de Brasil, también se enfrió durante la gestión «anticomunista» de Bolsonaro, quien se marchó a Estados Unidos antes de la investidura de Lula sin billete de vuelta. EFE
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