¿Otra década perdida?

Francisco Santos Calderón

Bogotá, Colombia

Después de unos días en Washington y hablando con distintas personas de ambos partidos, republicanos y demócratas, tres cosas me quedan claras. La primera es que poco o nada se va a lograr este año en el Congreso. Es tal la polarización y la capacidad de veto de unos pocos republicanos en la Cámara que cualquier acuerdo con los demócratas va a ser imposible.

Y esto lleva a volver plausible algo que hasta poco era impensable, que Estados Unidos caiga en default de deuda como Argentina cada tres años y como Brasil o México en décadas pasadas. Se necesita una aprobación del Congreso para evitarlo y es posible que en la Cámara no se apruebe y se llegue a ese desastre económico.

Si bien este escenario es apenas una especulación, el hecho de que ya se hable, muestra una disfuncionalidad en el sistema de gobierno y de poderes en Estados Unidos, que no se había visto desde la guerra civil, que comenzó en 1860, cuando el sur del país quiso separarse.

Este escenario y esta realidad me lleva a las otras dos conclusiones en este viaje. La segunda es que nada se va a lograr en el congreso con una excepción: que el tema tenga que ver con la batalla geoestratégica con China. Este tema es el único que une a republicanos y demócratas y es el único que puede movilizar legislación que sea aprobada en ambas cámaras.

Si un país o un sector empresarial quiere lograr algún tipo de beneficio debe estar ligado a este tema obviamente en beneficio de los intereses de Estados Unidos, que en muchos casos también son los nuestros pues compartimos principios y valores democráticos.

Y volviendo al primer asunto discutido, la única razón por la cual el grupo de republicano radicales votaría para aumentar el límite de la deuda y evitar el default y en la deuda norteamericana es precisamente que el único beneficiario será China pues el yuan, su moneda, podría volverse moneda de referencia junto con el euro y así competirle al dólar y desde luego a Estados Unidos en esa supremacía que sin duda es quizás la mayor ventaja competitiva que aún tiene.

El presidente chino, Xi Jinping (centro), el expresidente Hu Jintao (4-R) y miembros del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), el primer ministro Li Keqiang (3-I), presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China Li Zhanshu (3-R), Presidente del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino Wang Yang (2-I), Primer Secretario de la Secretaría del PCCh Wang Huning (2- Der.), el secretario de la Comisión Central de Control Disciplinario Zhao Leji (izq.) y el viceprimer ministro Han Zheng (der.) asisten a la sesión inaugural del 20º Congreso Nacional del Partido Comunista de China en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China , 16 de octubre de 2022. EFE/EPA/XINHUA/LI XUEREN

Y el tercer hecho que me queda claro es el tema del nearshoring que ahora si se va a convertir en la gran oportunidad de América Latina si hacemos las cosas bien. Lo cierto es que ahora sí las grandes empresas americanas se dieron cuenta que el actual Presidente, y por ende los demócratas, no iba a cambiar la política hacia China y volver al pasado de coexistencia pacífica y valga la pena decir ingenua. Entonces, ahora sí están tomando en serio la necesidad de crear una nueva logística más cercana, que limite su exposición en China y que los haga resilientes a las crisis que este país tuvo y va a tener.

La pandemia del Covid mostró dos cosas. Primero, la fragilidad de las líneas de abastecimiento y el riesgo de tener todos los huevos en una sola canasta. La reacción de China al cerrar el país mostró como una nación bajo un régimen político autoritario puede poner en riesgo los negocios. Y segundo que no hay seguridad jurídica alguna como dejó claro la violenta toma de Hong Kong o las decisiones del líder, Xi Jing Ping, en contra de Tencent y de Alibaba.

Las empresas no se van a salir de China, necesitan ese mercado. Pero si van a montar líneas de suministro paralelas. Y ahí es donde debería jugar Latinoamérica. De la región por proximidad geográfica y tamaño de mercado interno cuatro países deberían llevarse gran parte de esta inversión, México, Colombia, Venezuela y Perú. ¡Que y tal! Los cuatro países modelo en crisis, en populismo del Siglo XXI y en desgobierno.

La inversión sigue llegando a México a pesar de López Obrador. Perú con la crisis malgasta el gran momento pues podría generar algo similar a lo que ya hizo con alimentos en los pasados 10 años pero ahora en industria. Venezuela es una mafia en el gobierno y no hay ni estado ni ley. Y Colombia con un Presidente que dice que el petroleo es peor que la coca pues pocos quieren invertir. La incertidumbre que existe frente al futuro de Colombia va a frenar esas inversiones por lo menos dos o tres años si el país no empeora.

Pero hay que crear condiciones. Primero entender que esa inversión genera impuestos, genera empleo formal, genera transferencia de conocimiento y genera ecosistemas que crecen y que producen riqueza para todos. Si se desideologiza el manejo económico y se crean las condiciones en materia de impuestos, de costo y confiabilidad energética, de calidad del empleado -Colombia tiene una inmensa ventaja en esto- y de logística, las empresas vienen.

Desafortunadamente, la crisis de Perú y el manejo ideológico de la economía por parte de Gustavo Petro crean un freno, reversible eso sí, a las masivas inversiones que van a llegar a la región. A México por proximidad, costos y mercado interno van a seguir llegando así el desastre de López Obrador en temas como la energía o el maíz generen tremendos conflictos en las relaciones comerciales entre los dos países.

De Venezuela ni hablar. Allá solo llegan a hacer negocios los mafiosos o el embajador de Colombia, Armando Benedetti. Ese país ya es la Somalia de América Latina, un Estado fallido con una “narcocracia” a cargo del poquito Estado que tienen a su cargo.

Grupos y familias de venezolanos cruzan en balsas el río Suchiate que divide Guatemala de México, el 28 de septiembre de 2022 en Tecún Umán (Guatemala). Al menos 2.000 migrantes venezolanos han intentado cruzar Guatemala en septiembre como parte de su trayecto hacia Estados Unidos, en una ruta plagada de robos y dolor, pero que resulta trascendental para arribar al ‘sueño americano’. Varios migrantes venezolanos que transitan por Ayutla, antes de ingresar a México, coincidieron en que el tramo más duro del camino fue cruzar la región del Darién. De igual forma, otros aseguraron a Efe que las fuerzas de seguridad de Guatemala les despojaron de su efectivo para dejarlos seguir su ruta y otros fueron atacados por asaltantes en su paso por capital de país centroamericano. EFE/Esteban Biba

Perú y Colombia pueden reindustrializarse y ser una base de exportación como nunca pensaron hacia el mercado más grande del mundo. Hoy no lo son y al contrario toman decisiones que ahuyentan al sector privado. Las reformas de pensiones, salud y trabajo en Colombia alejan a cualquier empresario que fácilmente encuentra otros países con mejores condiciones.

Y la inestabilidad en el Perú, si se resuelve, puede llevar a que ese país, que ya hizo el trabajo en materia agrícola, lo haga en industria y servicios y se quede con gran parte de esa inmensa torta de desarrollo económico que debería venir para la región.

¿Cómo los 80, esta será otra década perdida? Entonces por el malgasto, la corrupción y el endeudamiento masivo. ¿Esta por corrupción e ideologización en el manejo de la economía? No deja de asombrarme la estupidez de los electores en nuestros países que deciden el camino del desorden, del caos y de la mediocridad y condenan a sus habitantes a no tener el futuro promisorio que merecen.

Ese tren va a pasar una vez. Gustavo Petro en Colombia y la dirigencia peruana, pues aún no se sabe qué va a pasar allí, tienen una decisión que tomar. O se montan y generan inmensa riqueza para ambos países y para su su ciudadanos o lo dejan pasar para satisfacer su ego ideológico o su falta de decisión política. ¿Qué creen? Perú sí y Colombia no.

Manifestantes se enfrentan con la policía durante una nueva jornada de marchas contra la presidencia de Dina Boluarte, hoy en Lima (Perú). Miles de manifestantes de diversas regiones de Perú recorrieron de nuevo este jueves la carretera Panamericana Norte de Lima, con el objetivo de llegar al casco histórico, para exigir la marcha de un Gobierno que consideran «asesino» y «dictatorial» por la muerte de 46 manifestantes en enfrentamientos con las fuerzas del orden. EFE/ Antonio Melgarejo
Los presidentes de México y Colombia, Manuel López Obrador y Gustavo Petro, en México, el 25 de noviembre de 2022.

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