El talla única

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

Es el man que conocemos todos. Que nunca fue una lumbrera en clases, medio avispado en la adolescencia, el que pedía prestado sin temor y casi nunca pagaba, el que se hacía el pendejo para no enfrentar responsabilidades, que se graduó de profesional con las justas, y que de pronto aparece boyante, lleno de billete y con una sonrisa de suficiencia.

¿Cómo lo hizo? La pregunta es obvia. La respuesta también. Se ubicó bien, en la estela de algún candidato ganador, para convertirse en su sombra, su correveidile y su cajero. Dispuesto a poner el pecho a las balas, nada le asusta, quizás porque no tiene mucho que perder y un mundo por ganar. Aparece de pronto, luego de haber estado oculto entre bastidores, en la función que le encomienden, aunque parezca insignificante, porque de allí empezará su ascenso al éxito, prevalido de su cercanía con el “duro“.

Es inconfundible e incómodo, pero omnipresente porque hace el trabajo sucio, aquel que el jefe de turno no quiere hacer, porque sabe que empañará su imagen pública. Para el man, en cambio, no hay problema. Todo vale. Si hay que espiar conversaciones, grabarlas o negarlas, es el man. Si hay que sobornar, comprar conciencias, negociar favores, asumir riesgos, lo hace sin asco. Finalmente, lo que interesa es hacer caja mientras el jefe se luce.

Si para hacerlo hay que pactar con los enemigos de ayer, no hay problema. Si hay que abjurar principios, tampoco. Gracias a la estructura vertical de todas las organizaciones, ese tipo de alimaña es indispensable. Su cinismo le permite flotar donde otros se hunden, porque su falta de escrúpulos lo precede y lo protege.

¿Lo conocen? ¿Lo adivinan? ¿Lo han visto actuar?

Una pista: está dispuesto a inmolarse, al menos de boca para afuera, hasta que las cosas se vuelvan realmente complicadas. Siempre hay la posibilidad de establecerse en otro país, gracias a la jugosa protección de los que nunca pierden pero poco aparecen.

Finalmente, siempre hay un boleto y una salida para el mercenario.

Más relacionadas