Rochester, Estados Unidos
No me atrevo a afirmar que hubo fraude en las elecciones. Hay sospechas siempre, por supuesto, y más desde que una conspiración totalitaria ha intentado tomar el poder de cualquier manera, aunque sea por asalto.
Lamentablemente, o por suerte, carezco de la información adecuada y definitiva para pronunciarme en uno u otro sentido.
Simplemente intuyo que el que pierde siempre hablará de fraude y el que gana minimizará los errores inherentes a cada elección.
Lo importante es generar la duda y si posible sacar réditos políticos y personales.
Mi experiencia en fraudes electorales es ínfima. Pero, a través del tiempo, tuve dos experiencias sospechosas:
La primera, cuando alguien, por error, había estampado su firma en mi casillero, me sorprendió la respuesta del delegado, quien me dijo que firmara en otro casillero, para que mi voto tuviera valor. Me quedé pensando sobre lo confiable del tema…
La segunda, más sorpresiva aún, fue descubrir que, a pesar de estar ausente del País, había votado en alguna elección hace pocos años. En vista del éxito, decidí no volver a acercarme al Tribunal electoral de Pichincha para pagar la multa ya que, alguien, muy cortésmente, me la había ahorrado. Pequeños fraudes a cargo del CNE…
