El París imaginario de Philippe Starck en el Museo Carnavalet

París, ).- La patafísica, una ciencia de soluciones imaginarias creada por el escritor Alfred Jarry, está presente en París y se muestra en el último trabajo del diseñador Philippe Starck, una reinterpretación de la capital gala expuesta desde este miércoles en el Museo Carnavalet de Historia de París.

«La patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias y, al fin y al cabo, siempre hemos recurrido a ella para hacer frente a las múltiples cuestiones que nos pone la vida cotidiana», explica a EFE la directora del museo y comisaria de la exposición, Valérie Guillaume.

El famoso diseñador industrial intenta demostrar en este original recorrido que la ciudad está llena de patafísica, desde la Torre Eiffel hasta el palacio del Elíseo.

«¿Hola? ¿Sí? Sí, este tipo de ahí, ese, soy yo, Philippe Starck. Un tipo formidable, extraordinario. Deberíais conocerle mejor», cuenta desde los altavoces la voz del diseñador, que acoge a los visitantes con su propia figura de cera, sacada del Museo Grévin de París.

Starck presenta después su propia Torre Eiffel, una «alta y huesuda» que, en el París imaginario, está en constante movimiento.

«Lo que le interesa de la Torre Eiffel no es el objeto, sino el viento que la atraviesa y que hace oscilar su cima. Porque la Torre Eiffel se mueve y su cumbre puede desplazarse de 15 a 18 centímetros» en días muy ventosos, aclara Guillaume.

En el París patafísico, los antiguos baños públicos son ahora discotecas o «baños de sudor» en los que bailar al ritmo de Depeche Mode o R.E.M. y el Sena cruza la ciudad de forma horizontal, las sillas bailan el cancán y los pianos se compran en ocho piezas diferentes.

UN VIAJE EN EL ESPACIO Y EL TIEMPO

El recorrido guía a los visitantes en un «viaje en el tiempo y en el espacio», opina la directora del museo, para ver el pasado y presente de la ciudad.

Así, Starck aprovecha para reinterpretar algunos de sus trabajos, como los despachos del que fue presidente de la República francesa, Francçois Mitterrand (1981-1995) y del exministro de Cultura Jack Lang (1981-1986).

La voz del diseñador explica que debía ayudar a Mitterand a concentrarse y que, en su despacho, había un dibujo muy particular: el mensaje de Arecibo, un mensaje por radiofrecuencia transmitido al espacio en 1974 desde el radiotelescopio de Arecibo, en el norte de Puerto Rico.

«Al presidente François Mitterrand, en los años 1980, le invita a estar siempre en contacto con los que llamaba terrestres, es decir, todos los ciudadanos y ciudadanas del país, y también a entrar en contacto con los mensajes enviados a los extraterrestres», relata Guillaume.

Pasando por las sillas del Parque de la Villette o el famoso Caffè Stern del Pasaje de los Panoramas, la exposición acaba mostrando el proyecto de medalla para los Juegos Olímpicos de París 2024, un diseño único y múltiple que intenta mostrar el espíritu de equipo.

Para despedirse, Starck construye un fotomatón, «la versión moderna del espejo deformador» según el artista, quien da al visitante la guía para conseguir la foto perfecta.

Si bien la voz del diseñador nos advierte de que, al volver a la calle, uno puede sufrir una conmoción al volver a la realidad, Guillaume opina que «no hay diferencia entre el París original y el París imaginario, porque París está hecha de esta combinación de realidad e imaginación». EFE

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