Inversión privada en 2023 se reduce por incertidumbre política

El Gobierno apuesta a que un aumento de la inversión pública pueda compensar la situación y espera alcanzar niveles de 2019.

“Solo están avanzando los proyectos que ya iniciaron en 2022. Este 2023 comenzó muy lento. Nadie quiere invertir más allá de lo mínimo necesario. A escala nacional como a nivel local, el denominador común es la incertidumbre y la falta de garantías por la inseguridad”, puntualizó Ramiro, constructor y proveedor del Estado, quien aseguró que existen proyectos a la espera o estancados.

El mismo gerente del Banco Central del Ecuador (BCE), Guillermo Avellán, reconoció que todo apunta a que la inversión privada perderá fuerza este 2023. Al contrario del discurso de toda la vida del presidente Guillermo Lasso, el único salvavidas a la vista es un mayor gasto estatal.

“Todo el aumento de la inversión durante 2023 vendría del sector público. Esto ayudaría al desempeño económico, siempre y cuando no existan paralizaciones o medidas de hecho”, dijo.

Sin embargo, incluso con el aumento proyectado de $933 millones en la inversión pública, por encima de los $1.800 millones presupuestados, los niveles de la inversión total en toda la economía ni siquiera llegarían a equiparar lo registrado en 2019.

Menos de $1.500 por ecuatoriano en inversión

Así, el BCE calcula que la inversión en toda la economía ecuatoriana llegará, en el mejor de los casos, a $26.692,88 millones.

Esto representa $1.465 por ecuatoriano, cuando estimaciones de organismos como el Foro Económico Mundial determinan que un país como Ecuador necesita bordear al menos los $3.000 por persona en inversión, tanto pública como privada al año, para generar las condiciones para un aumento sustancial del empleo y la calidad de vida.

La economía nacional está retrasada en su recuperación. Incluso si se cumplen las proyecciones del BCE, la inversión total quedará al menos $215 millones por debajo de los $26.908 millones alcanzados en 2019.

Atrás quedaron las promesas, hechas al inicio del Gobierno, sobre un ‘shock’ de inversión para darle un impulso definitivo al país.

Esta realidad se comenzó a sentir desde finales de 2022, según el último Índice de Confianza Empresarial, en sectores como el comercial y el de servicios, donde los empresarios ya preveían un aumento mínimo o incluso cero en las nuevas contrataciones; además de menos dinamismo en las ventas.

En el caso del sector de la construcción, que ya ha manifestado su reclamo para que exista un cambio de rumbo en el manejo del Gobierno sobre la inversión en infraestructuras, el aumento en el empleo y la inversión ni siquiera supera el 1%.

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