Santiago Gangotena, el Gran Ecuatoriano

James Keeble

Quito, Ecuador

El concurso para elegir al personaje más importante de la historia de un país tiene su formato original en la BBC de Londres, donde el primer ministro Winston Churchill resultó elegido como el personaje más importante de la historia del Reino Unido. El canal History replicó este formato en Latinoamérica, inicialmente en México, Argentina y en Colombia, donde se eligió al personaje más importante de la historia de cada país, donde los seleccionados fueron los próceres Benito Juárez y José de San Martín, y en Colombia, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez.

La iniciativa invita a razonar y controvertir sobre los personajes más representativos del país en los últimos años. Las categorías se dividen de la siguiente manera: Historia y política del siglo XIX, Historia y política del siglo XX, Artes populares y periodismo, Deporte, Artes, Ciencias y Humanidades.
Si se trata de considerar a personalidades ecuatorianas pertenecientes a diversos ámbitos de la vida nacional, en Ecuador, Santiago Gangotena González sería el candidato.

Físico laureado, obtuvo un doctorado en Resonancia Magnética Nuclear por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, donde posteriormente fue galardonado con el más alto honor que la universidad otorga a sus egresados, el “Distinguished Alumnus Award”. En 2018, fue reconocido como “Héroe de la Libertad” por el Instituto Ecuatoriano de Economía Política, por su aporte a la educación en el Ecuador con base al principio elemental de Libertad.

En 1988, en una época con limitadas opciones de educación superior, Santiago Gangotena decidió jugársela y fundar una Universidad de Artes Liberales. Su astucia y perseverancia permitieron que este sueño de una Universidad no tradicional, sin permisos legales, sin recursos y bajo constantes críticas y sombrías advertencias, se convirtiera en poco tiempo en la mejor Universidad del Ecuador y entre las primeras de América Latina.

Fue un pionero en la implementación de una educación basada en las artes liberales en el Ecuador, basada en un conjunto de conocimientos que buscan ayudar al ser humano a formular argumentos convincentes, comunicarse y a resolver problemas. Su visión de educador se basaba en la libertad, belleza, bondad y verdad. Desde un inicio Santiago hablaba de formar personas emprendedoras y libres de cualquier condicionamiento ideológico. Además de fundar la Universidad, fue cofundador del Colegio Menor, de gran prestigio en Quito y Guayaquil.

Santiago rompió con todos los parámetros, desde llamar a las personas por su nombre y no por su título, a tratarlas de tú y no de usted. La importancia de crear un vínculo más íntimo entre el estudiante y el profesor. Identificó la necesidad de romper con lo tradicional e implementó un programa de idiomas en la universidad y alianzas con universidades extranjeras con intercambios de estudiantes y profesores, para internacionalizar la Universidad.

Fue pionero en establecer un programa de becas y asistencias financieras, que incluía un capítulo para miembros de minorías étnicas en el país. Hace algún tiempo, se entrevistó a estudiantes de distintas comunidades y comentaron que en ningún lugar se sentían tan aceptados y respetados como en la Universidad.

Algo que la gente no conoce era su forma de trabajar, cuando le preguntaban sobre los requisitos para ser profesor de la Universidad respondía “ser buena gente”. Cada vez que algún profesor o estudiante lo contactaba para hablar de un proyecto el respondía “sí, de una, pero no hay dinero”, en referencia a que puede faltar el dinero, pero no ideas.

El impacto de su proyecto fue más allá de ideologías y tendencias, la Universidad ha producido un centenar de graduados que conforman las élites políticas, empresariales, culturales y científicas del país. El sistema de becas y asistencias financieras ha permitido que personas de familias sin un nivel de educación formen parte de estas élites y que hayan podido continuar sus estudios en las más prestigiosas universidades del mundo.

Tuve la oportunidad de conocerlo y trabajar con él durante diez años. Con solo 23 años, me llevaba con él a sus reuniones con los líderes empresariales y políticos más importantes del país, sin condicionarme por mi inexperiencia, sino con generosidad brindándome una oportunidad. Recuerdo que siempre tenía su oficina abierta para escuchar y ayudar a los estudiantes con cualquier problema que pudieran tener. Durante mi tiempo en la Universidad, vivimos muchas crisis económicas y políticas, y fueron cientos de estudiantes a los que -en una nota o lo que tuvieran a la mano y con un garabato- autorizó algún tipo de ayuda para que puedan continuar sus estudios.

En fin, un gran ecuatoriano, auténtico, brillante, un hombre franco, directo, con una mente prodigiosa, un creador, ejecutor y transformador de vidas, un amigo incondicional.

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