En marzo ya lo decidimos: prevariquemos

Fernando López Milán

Quito, Ecuador

La verdad: la correspondencia entre lo que se dice y la realidad referida, ha sido fundamental para la sobrevivencia y el desarrollo de la especie humana. La mentira, en cambio, como sostiene Fernando Savater, nos acerca a la muerte.

Nuestra convivencia solo es posible gracias a la confianza que tenemos en los otros. Y aunque no somos santos, para vivir en sociedad requerimos tener un mínimo de confianza en nuestros semejantes, suponiendo, en la mayoría de ellos, la posibilidad de ser veraces. Cuando esta certidumbre se quiebra, las relaciones humanas, manchadas por la suspicacia, adquieren un carácter defensivo e incluso hostil. La desconfianza nos aísla y nos muestra a los demás como posibles aprovechadores o enemigos.

La mentira es destructiva. Y el político que miente o actúa sostenido en mentiras contribuye a la destrucción de lo público. Si un político persiste en sostener una mentira presentándola como verdad es no solamente mentiroso, sino intelectualmente deshonesto. También incivil, pues mina la confianza de los ciudadanos en la política y en las instituciones que regulan la convivencia ciudadana.

¿Hay evidencias de que Guillermo Lasso cometió peculado? Ninguna. No obstante, ignorando los hechos, un buen número de asambleístas afirma que votará por la destitución del Presidente. Algunos miembros de Pachakutik han llegado a afirmar que los asambleístas de este movimiento deben votar a favor de la censura de Guillermo Lasso porque así se decidió en no sé qué reunión o asamblea del movimiento celebrada en el mes de marzo del presente año.

Votar contra la verdad, para ellos, es mantener la disciplina, ser “orgánicos”. La justicia, pues, no les importa, les importa la disciplina, que, en este caso, significa alineamiento con la mentira y desprecio por los hechos.

¿Qué diríamos de un juez que sentencia a un acusado antes de analizar los méritos de la acusación? ¿Qué, de la “autoridad, juez o funcionario (que) dicte a sabiendas una resolución injusta”? Diríamos que prevarica. Prevaricadores, asambleístas prevaricadores es lo que tenemos. Y estos, en lugar de avergonzarse de lo que hacen, han convertido en hazaña la prevaricación, y han persistido en el error.

En el juicio político que se sigue en contra del presidente de la república, Guillermo Lasso, están en juego valores esenciales para la convivencia democrática: la verdad, la justicia, la honestidad intelectual y el respeto a los ciudadanos como personas morales y pensantes, capaces de distinguir lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo, y de actuar correctamente. Su desenlace nos revelará si fue una oportunidad aprovechada o una amenaza cumplida.

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