Usuarios prefieren no usar el Metro de Quito por demoras

La Estación El Labrador se cerró la mañana de ayer.

Pasajeros de Metro de Quito se quejaron por el cierre de la estación El Labrador la mañana de este  lunes 8 de mayo del 2023. 

La estación se cerró repentinamente cerca de las 07:00, a pesar de que días atrás la empresa Metro anunció que estaría operativa.  

Juan Carlos Mesa, de 27 años, decidió tomar el tren para ahorrar tiempo y llegar a su trabajo en el Centro Histórico, a las 08:30.  

Usualmente, a esa hora, hacer el recorrido le toma un poco más de una hora con 15 minutos. Hizo los cálculos y determinó que en tren le tomaría 20. Le sumó 20 minutos más, “por si acaso” y salió de su casa a lasa las 07:50.

Para su sorpresa al llegar a El Labrador se encontró con la novedad de que la estación estaba cerrada.  

Asegura que el guardia no le dio más razón, solo dijo que no estaba funcionando, por lo que debió tomar el Trolebús, que va en superficie. Suponía que llegaría tarde al trabajo. “Ojalá mis jefes vean que no fue mi culpa, fue culpa del Metro”. 

La molestia en los usuarios fue general. Incluso en aquellos que viajaban en sentido contrario, de sur a norte. Quienes abordaron en alguna de las estaciones rumbo al norte, pensando que el tren los dejaría en El Labrador, se llevaron la sorpresa. Debieron bajar una estación antes.  

Antonia Vega, quien vive en El Recreo, en el sur, trabaja en quehaceres domésticos en una vivienda en El Condado.

Contó que usualmente se demora dos horas en hacer ese recorrido en bus normal, pero decidió probar por primera vez el tren. Calculó que bajo tierra se demoraría 50 minutos. Y salió una hora antes.

Pero no tomó en cuenta que no llegaría a El Labrador, que la obligarían a bajar antes, en Iñaquito, y que desde allí tendría que tomar otro bus para llegar a su destino.

“Y si no tenía para el pasaje, ¿Qué hubiese hecho?”, se pregunta. Dice que no volverá a tomar el tren hasta que todo se normalice. 

El Metro de Quito indicó que la estación se cerró por un «desperfecto de energía y de la red de fibra óptica que facilita el funcionamiento del sistema de recaudo», y que los equipos técnicos estaban trabajando para solventar el inconveniente.  En la tarde, dijeron, que funcionaría con normalidad.

Estas quejas se suman a los problemas que hubo la semana pasada, en especial en la estación de Quitumbe, relacionados a la impresión de los boletos, que desembocó en largas filas, aglomeraciones, empujones y tiempo perdido. 

Los problemas que se presentan hoy en el Metro de Quito pueden perjudicar y poner en riesgo su operación.

La principal razón, según tres expertos en movilidad y transporte, tiene que ver con la imagen que se está construyendo del sistema, lo que puede afectar al número de usuarios. 

Álex Rivera, docente de la Universidad CentralGustavo Durán, profesor investigador de Estudios Urbanos Flacso Ecuador; y Alfredo Viteri, experto en movilidad, analizan la situación, y hablan sobre el impacto de estas acciones. 

El Metro pierde confiabilidad 

Cuando una persona sale rumbo a su trabajo, lo hace calculando el tiempo que le tomará llegar a su destino, si a ese tiempo, se le suma 10, 15 o 20 minutos, se le está perjudicando al pasajero.

Un sistema de transporte que apenas está ganándose la confianza de la ciudadanía, no puede de un momento a otro decidir no habilitar una estación y obligar a los pasajeros a desembarcar antes.

¿Y si no tienen para otro pasaje? No les quedará más opción que caminar, y eso representa mucho tiempo. Es probable que a quienes se les perjudicó de esa manera no vuelvan a utilizar el sistema.

Además, los actuales recorridos no son pruebas, las personas ya están cancelando un pasaje y tienen derecho a recibir el servicio que se ofreció.

Da la idea de que falta planificación 

Cerrar repentinamente una estación, falla en el software, aglomeraciones dan a pensar de que no se está trabajando con estudios técnicos ni planificación. 

Se debe tener claro que la ingeniería es una ciencia que permite tener muchos escenarios previos precisamente para crear la mejor posibilidad y evitar la incertidumbre.

Ningún sistema de transporte puede jugar con el tiempo de las personas. Se debió haber realizado pruebas con softwares especializados, que permitan obtener datos de tiempos, demandas, logística… para evitar sorpresas.

Caso contrario, lo que se consigue es que la gente sienta que tomar el tren es un riesgo porque no sabe lo que puede ocurrir en el camino y eso daña la imagen del sistema de transporte.

En los trenes viajarán estudiantes, personas de la tercera edad o pasajeros vulnerables que no puedan afrontar por ejemplo, tener que bajarse en una estación diferente. 

Puede bajar la demanda

Los estudios dicen que el Metro movilizará a más de 400 000 personas por día. Para conseguirlo deberá ganarse la confianza de los usuarios y garantizar que bajo tierra el viaje será más rápido.

Caso contrario, las personas podrán optar por ir en Trolebús, que tiene un trayecto similar y cuesta 10 centavos menos. Por esa la importancia de garantizar eficiencia y eficacia en el Metro. Si eso no ocurre se podría lamentar una disminución en el número de usuarios. 

La gente debe apropiarse del Metro 

Una de las claves para un correcto funcionamiento del Metro es que la gente se apropie del sistema. Solo así lo utilizará y lo cuidará.

Pero si desde el inicio se crean inconvenientes que perjudiquen a los usuarios, este elemento podría no incorporarse a la vida urbana y a la cotidianidad de la ciudadanía. 

Se debe tratar de que ocurra la menor cantidad de problemas para el usuario. Debería pasar todo lo contrario, Quito debería estar empezando a construir su identidad alrededor del Metro. 

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