
Un hombre que pretendió evitar que su expareja lo deje y ante su negativa la apuñaló en el pecho delante de su pequeña hija de 9 años de edad.
La Fiscalía logró probar dos circunstancias agravantes de este femicidio: tratar de reestablecer la relación y luego cometer el delito en presencia de su hija.
En este contexto, la Sala Penal de la Corte Provincial de Justicia de Orellana reformó la sentencia en contra de Ángel Rafael A. G. y le impuso 34 años con ocho meses de cárcel.
En primera instancia, fue sentenciado a 22 años, debido a que los jueces no consideraron como agravante la presencia de las menores de edad en el domicilio.
Sin embargo, el testimonio anticipado de la niña fue relevante para el caso porque relató cómo su padrastro apuñaló a su madre, el 21 de julio 2022, debido a que fue testigo presencial del hecho.
Sucesos violentos en contra de la víctima
Para calificar este crimen como femicidio, la Fiscalía demostró la relación de poder que el sentenciado ejerció sobre la víctima.
Los testimonios de los dos hermanos y de la madre de la víctima fueron claves. Ellos afirmaron que Ángel Rafael A. G. la encerraba en la casa, le quitaba el teléfono celular y la aislaba de su familia, para ejercer violencia física y psicológica sobre ella.
Además, existía una boleta de auxilio que fue solicitada por la víctima por una amenaza que recibió por parte del sentenciado. Se conoció que el 9 de marzo de 2022 le puso un arma en la cabeza diciéndole que la va a matar.
Día del femicidio
El 21 de julio, la víctima estaba por salir de Orellana con rumbo a El Empalme, en la provincia del Guayas, llevándose a sus hijas. Sin embargo, el agresor impidió su partida. La convenció para que se suba en el auto y, después de invitarlas a comer, compró un cuchillo en el mercado artesanal y las regresó a la casa.
Una vez en el domicilio, ante los gritos de la madre, la niña de 9 años –junto con su hermana de tres– se asomó a la puerta del dormitorio que estaba entreabierta y presenció el crimen.