El dilema de ‘El Niño’ en cantones de Guayas

En medio de un encarecimiento injustificado, según autoridades, el Ministerio de Agricultura anunció la importación de la gramínea.

En muchos de los recintos de la parroquia Los Lojas, perteneciente al cantón Daule, hay preocupación por la llegada del fenómeno de El Niño. Eso se traduce en que en gran cantidad de los predios en los que regularmente se siembra arroz en mayo, por ser bajos e inundables, están a la fecha sin producir.

A los agricultores les preocupa que las lluvias se prolonguen y que los aguajes en el río Pula afecten la producción y lejos de generar ingresos tengan pérdidas. Cultivar una hectárea de terreno equivale a un gasto aproximado de $ 1.000, eso incluye desde preparar la tierra con maquinaria hasta las fumigaciones para control de plaga y abonos que se aplican a los sembríos.

“Ese Niño (evento climático) tiene a la gente preocupada, nos tiene preocupados porque quiere bajar el agua (nivel en los predios en que se siembra) pero pega un aguacero y nos aguantamos, no se puede sembrar. No se puede trabajar nada”, expresó Rodolfo Huacón, habitante del recinto El Rincón, que usualmente produce 10 hectáreas.

A él como a muchos otros agricultores de varios sectores del país les motiva saber que actualmente por la saca de arroz en cáscara, de 220 libras, están pagando desde $ 40 hasta $ 53 (según la variedad), cuando el precio referencial está en $ 32 y $ 34 dependiendo si es grano corto o largo, respectivamente.

Si bien 18.000 hectáreas de arroz sufrieron afectaciones por la etapa invernal 2022-2023, según el Ministerio de Agricultura, no hay un desabastecimiento de la gramínea ya que para la cosecha de mayo se estimaron 90.000 toneladas que abastecen la demanda nacional.

En el recinto El Papayo, en el Junquillal, jurisdicción de Salitre, quienes venden matas de arroz para sembrar han sentido una disminución en la demanda por la llegada del fenómeno de El Niño. 

Por eso, según la cartera, no se justifica que haya restricciones en la comercialización. Tampoco existe soporte técnico para el incremento del quintal (100 libras) del producto al consumidor final. Y es que en ciudades como Guayaquil hasta la semana pasada el saco de arroz costó de $ 55 a $ 60, cuando hasta hace poco se lo adquiría entre $ 30 y $ 35, según la calidad.

Con este escenario, el Ministerio de Agricultura anunció el viernes anterior en Quito que se importará arroz para precautelar la soberanía alimentaria del país. El titular de la cartera, Eduardo Izaguirre, no detalló qué cantidad ni cuándo se concretará aquello.

Rodolfo Huacón, agricultor del recinto El Rincón, en Los Lojas, sostuvo que le gustaría sembrar sus terrenos, pero prefiere no arriesgarse por miedo a los estragos del fenómeno de El Niño. Ese sentir se replica en las zonas bajas de otros cantones donde se produce la gramínea, como Samborondón, Salitre, Santa Lucía, Nobol, entre otros.

Hasta la semana pasada en El Rincón muchos de los predios que en esta época ya están sembrados estaban cubiertos de agua. De hecho, en mayo tres hectáreas que Huacón sembró, a manera de prueba, se inundaron con las fuertes lluvias.

“Ya ahorita en otras épocas los desmontes estaban en lodito nomás y ahorita no se puede sembrar porque estamos llenos de agua todavía. Mi arrocito, si hubiera sembrado, ya tuviera 20 días, pero así como estamos es complicado”, expuso el hombre.

Carlos Pachay, agricultor del recinto Limones, también en Los Lojas, usualmente produce 20 hectáreas, pero hasta la semana pasada solo había sembrado dos.

“El agua no baja, viene el aguaje y sube el agua, y si llueve es peor. Antes estos días no ha llovido, por eso estamos queriendo aprovechar, pero con el riesgo de que se pierda. El otro día vino una lluvia como de una hora y todo el sector se fue a pique”, comentó el hombre.

En la parroquia Junquillal, cantón Salitre, quienes venden lechuguines (matas de arroz para sembrar) han palpado el temor que hay de producir la tierra en esa zona.

La semana anterior, pequeños productores sembraban en predios cercanos a la carretera, a pocos metros de la T de Daule. 

“Nuestra entrega de mancha (cantidad específica de matas) ya ahorita en la actualidad no hubiera, pero como están con el temor la gente está esperando que si llueve ya no siembra y si no llueve va sembrando de a poquito, pero no está como cuando la producción es de un solo golpe que la gente, todo el mundo está trabajando”, mencionó uno de los agricultores del recinto El Papayo.

En varios de los recintos, al igual que en Daule, los predios dedicados a la siembra permanecen con agua. Y aunque con ayuda de bombas de succión los terrenos pueden achicarse, muchos productores prefieren no arriesgarse.

De acuerdo con las instituciones encargadas de monitorear los eventos climáticos, los estragos del fenómeno de El Niño se sentirán en el territorio nacional a partir del último trimestre del año. La declaratoria oficial en Ecuador de este evento se daría en septiembre.

Ahora está vigente una declaratoria de alerta amarilla que abarca a 17 provincias: Azuay, Bolívar, Cañar, Carchi, Chimborazo, Cotopaxi, Pichincha, Imbabura, Loja, El Oro, Esmeraldas, Guayas, Los Ríos, Manabí, Santa Elena, Santo Domingo de los Tsáchilas y Galápagos.

En estos territorios el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) sugirió que se inicie el fortalecimiento de los planes de respuesta territorial ante la llegada de El Niño.

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