
Quito, Ecuador
Una exigencia nacional de respuestas certeras, responsables y coherentes se impone para los candidatos a la Presidencia en este 2023.
Más allá del corto período del mandato popular que arrojen estas elecciones extraordinarias, acotado también por las primeras escaramuzas de la campaña presidencial 2025 – que probablemente se iniciarán en algo más de un año – el cúmulo de problemas a resolver demanda soluciones claras y argumentos llenos de tesis estructurales.
Sin duda el principal problema a resolver, una herencia que se viene profundizando, es el de la falta de empleo adecuado. Hay miles de ecuatorianos sin trabajo estable, lo que se conoce como empleo informal y en condiciones precarias, temporales y con una paga que no alcanza a cubrir la canasta básica.
El fantasma de las mareas humanas que vagan por el continente rumbo al norte en busca de la ‘tierra prometida’ incluye a familias ecuatorianas paupérrimas, víctimas de los coyoteros y muestra evidente de la falta de oportunidades suficientes en el país. Es sencillo, si en el Ecuador hubiera fuentes de trabajo y con ingresos aceptables la gente no emprendería la peligrosa aventura de este destierro forzado por la desesperanza.
Esa es la primera exigencia que los candidatos deben afrontar, aparejada de programas que garanticen la inversión nacional y foránea con seguridad jurídica para generar riqueza y sembrar la prosperidad anhelada.
Otro gran tema, que en todas las encuestas ocupa la primera preocupación de los ecuatorianos es la inseguridad. Adicionalmente a la angustia de las personas por los robos frecuentes, los asesinatos, secuestros y extorsiones, la sensación es que los esfuerzos que hacen las fuerzas del orden y el Estado en su conjunto no alcanzan. A más de la delincuencia común, el crecimiento del crimen organizado, las mafias de narcotraficantes, trata de personas, tráfico de armas y medicina ilegal, añaden el componente violento que se ve a diario en las calles y carreteras del país. Hace falta una política integral que contemple los aspectos de combate a la delincuencia y la solución a las hondas causas sociales que son el caldo de cultivo para bandas, mafias y actos delictivos.
Otro de los temas cruciales es una lucha sincera contra la corrupción. A nadie escapa que la penetración de este mal en el tejido institucional es una tragedia. Llama más la atención que haya un porcentaje de ecuatorianos que, a sabiendas de las fuerzas oscuras que operan en ciertos andariveles de la política, la justicia y las fuerzas del orden y en los poderes públicos, haya candidatos que representen a los corruptos y obtengan miles de votos. Es la media de la profunda degradación moral de la sociedad.
La presente elección de primera vuelta coincidirá con la consulta respecto de la extracción de petróleo en el Parque Nacional Yasuní. Una vieja aspiración del colectivo Yasunidos, que intentó hace una década propiciar esta consulta y que fue bloqueada con el pretexto de la falta de firmas suficientes. Hoy la realidad es compleja. Del bloque 43 se extraen 55 000 barriles diarios de petróleo y no parece cosa fácil sustituir esos ingresos importantes. Además, desmontar los sistemas de explotación costaría tiempo y dinero ya que hay contratos firmados. Los candidatos deben sincerarse, hacer pronunciamientos sin demagogia y tomar partido frontalmente, si buscan dejar el crudo bajo tierra, debieran explicar con claridad de dónde se sacará el dinero para sustituir este ingreso. El pragmatismo dice que es un recurso importante y buscar alternativas no es tarea fácil.
Estos y otros tantos temas vitales como salud, educación, seguridad social, deuda externa, política exterior, y otros deben ser abordados por los candidatos.
La futura Asamblea Nacional puede traer otra fuente conflicto, si la dispersión persiste o se intensifica, la gobernabilidad del presidente de año y medio será cuesta arriba.
