
Quito, Ecuador
«La injusticia verá su fin, cuando Aslan vuelva por aquí con su potente rugido, las penas habrán desaparecido, en cuanto los colmillos muestren, el invierno estará herido de muerte, y cuando agite la melena, regresará la primavera»
C.S. Lewis, Las crónicas de Narnia
La libertad de Ecuador está nuevamente en juego. El país tendrá elecciones en poco más de un mes y las campañas están a flor de piel. Los hermanos Fernando y Vinicio Alvarado «sorprendieron» con una campaña política que mostraba lo evidente: señalar a militantes y votantes del proyecto de la Revolución Ciudadana como borregos. Curiosamente muchos sintieron orgullo de aquello y pusieron en sus redes un ícono de una oveja fabricada por Inteligencia Artificial que la sostuvieron por unas semanas.
El relato, previo a color este intento de «lucirse» ante el máximo líder Rafael Correa, se dio luego de que el movimiento celeste colocara a Luisa González (una completa desconocida que además es señalada de tener cuantiosas glosas a su haber) y de un Andrés Arauz que compite por segunda vez, ahora como vicepresidente, bajando de rango, tras la elección de 2021 que perdió contra Guillermo Lasso en segunda vuelta y se ganó el apodo de «lelo», luego que ofreciera sacar oro de los celulares como una alternativa a la minería y quiso motivar un discurso ecologista.
Sin embargo, los Alvarado generaron un efecto rebote y personajes como Wilfrido Laz, activo militante de la RC en redes, y otro grupo de un llamado «correísmo light» se separó de la narrativa por «sentirse ofendidos» que parecería que el voto correpísta se va a dispersar. Laz cerró su cuenta de Twitter ante el «insulto» de los hermanos marketineros de Correa.
Hasta ahora, la figura de Luisa parecería no despegar y Arauz tampoco sufrió un cambio notable en su imagen luego que fuera captado en un vídeo cayéndose de una bicicleta, otro en una caravana en dónde se le cae el celular y un tercero en un evento con no más de 20 personas alrededor de los candidatos de Correa. La estrategia fue entonces otra: victimizarse.
El último fue un supuesto atentado en una sede de la RC en Huaquillas donde la policía no halló artefacto explosivo alguno. Hubo otro supuesto «ataque» el día de la inscripción de la candidatura de González y Arauz en el CNE y fueron «expuestos» a gas pimienta. Arauz condenó el hecho con líneas que se le olvidaron y Marcela Aguiñaga ayudó a su amigo a destrabarse. Luego, al salir del CNE todos tosían y Arauz sale riéndose y no fue sino hasta medio camino que recuerda toser también.
El totalitarismo apuesta entonces así con un singular —paupérrimo— binomio que busca sea sostenido por el llamado «voto duro». ¿Pero qué hay del otro lado, del de los demócratas? Como bien la campaña de los Alvarado tuvo una presencia en redes, en respuesta los liberales, libertarios y demás corrientes democráticas, se unieron en un solo símbolo: el del león como un ícono de la fuerza, la libertad y de la redención. El correísmo volvió tendencia el #MeeeGusta, mientras la gente libre posicionó el #LeonesyNoBorregos que al final devoró el discurso correísta con el #LosVamosADevorar y los leones hicieron retroceder a los borregos, tanto que los íconos ovinos se retiraron y los felinos se mantienen hasta hoy como tendencia.
¿La razón? La sociedad civil no quiere autoritarismos ni totalitarismos. Esto va más allá de una dicotomía correísmo vs anticorreísmo sino más como dictadura o democracia, tiranía o libertad. Pues según un estudio de Freedom House, Ecuador pasó de ser en 2021 un país parcialmente libre a en 2022 ser totalmente libre, donde el país se codeó con países de Europa como España, Francia, Noruega, Países Bajos y de Asia como Corea del Sur y Japón en este ranquin.
Así, mientras el correísmo posiciona borregos —que según el Diccionario de la Lengua Española (DLE): es «Persona que se somete gregaria o dócilmente a la voluntad ajena» que evidentemente se somete a la voluntad de Rafael Correa quien está prófugo de la justicia ecuatoriana por cohecho desde 2019—, siguen buscando simplemente adeptos sumisos sin capacidad de crítica mientras el país realmente busca leones que defiendan su libertad, su deseo de progreso, la apertura de Ecuador al mundo y la venida de todavía mejores tiempos a pesar de las dificultades tanto el campo político como productivo.
El correísmo teme al liberalismo y al libertarismo porque la independencia del individuo, su libertad que no depende de un Estado controlador e imponente, los pone lejos de su control. Cada persona, bajo las normas establecidas en la Constitución, es un motor económico activo donde cada quien persigue su meta e interés personal y se supera.
Hay una gran oportunidad para que leones devoren borregos y que se sustente una sana convivencia haca un norte común que lleva consigo seguridad y desarrollo. Mientras la izquierda yace en una agenda impuesta por Rusia, Irán y China; la derecha liberal y libre tiene un compromiso fundamental que es defender el bienestar social, el comercio, la libre competencia y el mercado para generar empleo y bienestar. Añadiendo temas como la educación de mayor nivel, seguridad y salud pública que mejore como la privada y que sea cada quien el que decida a cuál acogerse.
Mientras el correísmo (enemigo número uno de la República y de la democracia) siga con sus macabros planes para tomarse todo el país para sí, y cargarse la Academia, las funciones del Estado, la educación para convertirla en doctrina, así como destrozar la verdadera prensa que está a favor de la libertad de expresión, Ecuador seguirá en peligro de ser una nueva Venezuela o Nicaragua. ¿Nos vamos a dejar? La respuesta debe ser un NO rotundo y los leones nuevamente superar a los borregos.
