
Quito, Ecuador
A un mes de la primera vuelta electoral una parte del debate político y de la conversación en redes – muchas, todo lo enredan – gira en torno a las encuestas, supuestos sondeos o estudios de investigación serios y contrastados.
A vuela pluma, he logrado enlistar al menos unas 16 etiquetas de estudios de opinión reales o supuestos. Ningún analista político y académico serio desestima el valor de una buena investigación que mida varios aspectos importantes: el estado de ánimo de la ciudadanía, los temas que considera principales, los datos sobre el nivel de conocimiento de la población de líderes, instituciones, partidos y candidatos, el alto porcentaje de indecisión y la medición de la intención de voto (con una papeleta que recoge el voto como si las elecciones fuesen el día de recolección de la encuesta).
La clave está en la elaboración de una buena muestra, que permita proyectar estadísticamente el comportamiento político de la población. Si la muestra está bien concebida, es poco probable que la encuesta falle.
Podemos cifrar en seis. los estudios de opinión conocidos que acopian una trayectoria histórica y que tienen una actividad constante en el país.
Sobre el listado mencionado en líneas anteriores he pedido referencias a varios de los más connotados encuestadores, analistas políticos, académicos y asesores en comunicación política y gubernamental. A al menos 10 de aquellas etiquetas nadie las conoce ni se sabe de sus responsables.
Cualquier aventurero con un poco de imaginación o sin ella sería capaz de lanzar al inframundo de las redes sociales presuntas encuestas que en la práctica no sirven para nada. La historia registra al famoso nombre de Vitirón, arma arrojadiza para hacer creer a algunos desprevenidos que tal o cuál candidato estaba al frente de la carrera de caballos, en la metáfora del hipódromo electoral.
Para lo que sirven esas encuestas es para meter miedo, liderar por unas horas la conversación y entretener a muchas personas sinceramente interesadas en la política. Pero el círculo rojo de analistas, académicos, dirigentes políticos y periodistas que tienen acceso a la información no se dejan sorprender de estos juegos pirotécnicos. Efectos especiales.
Por la contaminación del patio preferiré, hasta que el umbral de divulgar encuestas se cierre, entregar a la audiencia cotidiana en la radio, los datos que me proporcionen de viva voz los encuestadores de modo directo sin divulgar otros datos sobre los cuales no puedo hacerme cargo. Es una manera más certera de preservar la credibilidad del periodismo serio en medio de la vorágine de las redes sociales, los ejércitos de trolls y las campañas sucias convertidas en trinos y en difamaciones impúdicas.
Por ahora los investigadores coinciden en que el voto indeciso es alto. La gente está en otra cosa, preocupada entre la falta de empleo adecuado, la seguridad o los estragos del invierno – de aquel que se fue y del que vendrá -.
Según varios de esos estudios de opinión habrá segunda vuelta. Apenas un par de aquellos, cuya verificación es imposible de determinar, estiman que podría no haber balotaje.
En ese sentido el otro dato clave será saber quién acompaña en la segunda vuelta al binomio de la Revolución Ciudadana. Los más cercanos son Otto, Yaku y Villavicencio (Yaku, Otto, Villavicencio; Villavicencio, Yaku u Otto, como ustedes prefieran).
Por cierto, por el alto grado de indecisión no se pueden descartar movimientos de votos o de definiciones en ninguna de las otras candidaturas.
El país estará expectante sobre la capacidad de alianzas de segunda vuelta y la generosidad de los perdedores para salvaguardar al país en defensa de la democracia, el Estado de derecho y las libertades.
Los analistas consultados coinciden en que la Asamblea Nacional será dispersa, sin mayorías claras ni absolutas. Las alianzas serán, entonces, indispensables para procurar el factor de gobernabilidad.
Todo esto, para un año y medio de Gobierno. Los ganadores tomarán seis meses en descubrir las dificultades de la cosa pública en el poder Ejecutivo. Las demandas urgentes sobre el empleo, la producción, la seguridad y el narcotráfico y la corrupción están entre las expectativas de la gente y ejercerán presión sobre los futuros mandatarios
Está claro también que en un año estaremos en el movimiento de la precampaña a las elecciones presidenciales 2025. Para volver a empezar…
