
Quito, Ecuador
«Estoy seguro que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima»
Alfred Hitchcock
El mundo está experimentado cada vez más violencia. Los orígenes de ésta son múltiples, el narcotráfico, las guerras entre países y golpes de Estado. Ecuador ha sido señalado por su incremento de criminalidad en donde destacan centenares de casos de sicariato, extorsiones y secuestros. En el país hay 25 hechos violentos por cada 100.000 habitantes.
Esto se atribuye a la desinstitucionalización de la Policía y las Fuerzas Armadas durante el correísmo, una Constitución garantista de la movilidad sin un previo control migratorio y un país donde las bandas se organizan para sembrar el caos y la zozobra por las múltiples garantías que les da el sistema, lo que se añade a la baja autoestima del ecuatoriano, una sociedad permisiva con la corrupción y una justicia que parecería fallar más a favor del delincuente que del ciudadano honesto.
Es decir, los ingredientes perfectos para que el crimen gobierne.
Sin embargo, Ecuador es parte de un mundo donde la conflictividad está a la orden del día. Desde la invasión de Rusia a Ucrania, cuyo final no parece nada cercano, hasta la subversión y destrucción del orden democrático que culminan en masacres en Haití y Níger.
Rusia se alió a los mercenarios del grupo Wagner, España está en manos de Carles Puigdemont (líder del separatismo catalán por lo que fue acusado por delito de sedición), luego que ni el Partido Popular (PP) ni el socialista PSOE lograran mayoría para gobernar, por lo que están abiertas negociaciones como con el partido Junts precisamente fundado por Puigdemont, y con otros como Bildu que busca la independencia vasca del resto del territorio español. Ambos considerados extremadamente violentos, pues en Bildu se denunció que hay personajes vinculados al grupo terrorista ETA en sus filas.
En Estados Unidos, el consumo del fentanilo (droga producida en México) que vuelve zombis a sus consumidores y el gran incremento de tiroteos récord en 2023, pues al menos 201 tiroteos masivos han tenido lugar en Estados Unidos en los cinco primeros meses del año, según el Gun Violence Archive, son problemas sociales realmente graves.
Las novelas negras, policiales, criminales y de espionaje nunca pasaron, ni pasarán, de moda y siempre gozaron de buena salud porque la condición humana de matar o dañar al prójimo nunca dejó de cobrar relevancia. Dinero, poder, celos, ideologías políticas, raciales o creencias religiosas siempre fueron las mejores excusas para hacerse daño entre los hombres.
Parecería que el mundo está buscando líderes como los llamados Nuevos Padres Fundadores, un gobierno autoritario que aparece en la saga cinematográfica de terror-distópico La Purga. Este nuevo partido llega al poder de Estados Unidos, una vez que la grave crisis política y económica sacuden a América Latina y al propio país norteamericano donde los demócratas y republicanos fracasan y dan la posibilidad a que se rompa ese bipartidismo y surja «la tercera opción» que es electa en urnas y luego se convierta en dictadura (La Purga: el año de la elección).
Como máxima medida se aprueba que una vez al año, sea legal cometer todo tipo de crímenes durante 12 horas consecutivas. Esta fiesta de sangre es conocida como «La Purga». En un primer momento la idea es que la gente descargue su odio contra delincuentes, drogadictos y pobres (La Purga). Luego, la gente empieza a matarse entre sí (La Purga: la noche de la expiación) y finalmente se empieza a buscar inmigrantes para asesinarlos (La Purga por siempre).
Un reportaje de la BBC, indicó que en medio de la violencia en Ecuador «muchos ecuatorianos quieren mano dura al estilo Bukele. Ese es el perfecto caldo de cultivo para el populismo». Sin lugar a dudas, una crisis en seguridad hace que la gente piense y actúe de manera distinta. El mundo contemporáneo ya vive la ciencia ficción y la distopía como algo realista. Es decir, la Inteligencia Artificial hizo realidad los sueños de Michael Chrichton y los robots cobran más espacio en la vida del ser humano (lo que le hubiera gustado ver a Isaac Asimov).
Los regímenes comunistas y de izquierda populista revivieron el concepto hiperestatista de un gobierno asfixiante a sus mandantes (1984 de George Orwell) y su forma de gobernar dejó países sumisos e ignorantes (Un mundo feliz de Aldous Huxley). El feminismo de nueva ola quemó libros en señal de protesta contra gente que no está con sus dogmas (Fahrenheit 451 de Ray Bradbury), por lo que no sería de extrañar que a algún líder se le ocurra crear una purga para sus oscuros propósitos: matar por mera venganza y quedarse en poder para siempre.
De hecho, las cárceles en el país a vivieron su versión de la pesadilla de James DeMonaco, en donde los reos se purgaron y de allí que las bandas (en especial los Choneros) se vieran debilitadas por la pérdida de integrantes, por lo que se ven en la necesidad de reclutar nuevos miembros, cada vez más jóvenes y mostrar su poder y presencia en las calles.
¿Es entonces una solución matarse entre delincuentes? Muchos consideran que el fin justifica los medios. Gente ha salido a hacer justicia por mano propia y el ala conservadora del correísmo cree que una dictadura terminaría con las mafias porque aspiran a un Estado hipercontrolador que ponga en orden a todos los ciudadanos —incluyendo, supuestamente a los criminales aunque se hayan tomado fotos junto a éstos y una candidata esté vinculada a una trama de lavado de dinero que salpicó al hijo del presidente de Colombia, Gustavo Petro—.
Evidentemente, así la democracia podría quedar en un segundo plano. Pues, según el Barómetro de las Américas, uno de cada dos ecuatorianos cree que la democracia es el sistema adecuado y en general a los latinoamericanos no les interesaría, ni importaría, ser gobernados por un régimen totalitario.
Los demócratas tienen una gran labor por delante. Así, medidas como las de Nayib Bukele imperan (siendo el líder más aprobado del mundo con un 91% de aceptación en El Salvador y buscará su reelección, aunque la Constitución de ese país lo prohíbe, por «poner en orden a las pandillas» aunque también se sospecha hay opositores políticos entre los presos. Con el avance de los extremos, cada vez las ficciones serán menos para cada vez más volverse realidades. ¿Qué países serán los primeros en tener una reacción fuerte ante temas sensibles como la seguridad? Está por verse. Aunque es posible que el mundo entero entre a ese punto de no retorno al mismo tiempo.
