Analogías de la política, el amor y un poco de fútbol

Juan Diego Vivanco Vieira

Baños de Agua Santa, Ecuador

Queremos conquistar o nos dejamos conquistar por la belleza, por los “atributos” físicos o la mirada alegre y seductora. Y si a más de eso, la persona elegida es prometedora, exitosa, de buena familia, adinerada y famosa, en fin, todo lo que se suele llamar “un buen partido”, el olor a pastel, boda y sus tres meses de felicidad incluidos, podríamos pensar que son presagios de una vida llena de dicha y de prosperidad.

Pero lamentablemente a veces las cosas no resultan así. De pronto, el hombre bueno y protector se convierte en el marido celoso, violento, traicionero y maltratador, y aquella mujer dulce, atenta y bondadosa se trasforma en una horrenda esposa egoísta, altanera, mojigata y tenebrosa.  Así, por lo general, en política, a nosotros nos pasa lo mismo.

Y es que tenemos un buen ojo para equivocarnos. Votamos por políticos de ojitos claros y de dulce sonrisa, por los guapos y guapas y que tengan musculitos; por youtubers o tiktokers, por reinitas de barrios y ciudades, por animadores o presentadores de tele o por famosos de Instagram y en casos extremos, Only Fans.

Pero, a fin de cuentas, no habría nada malo en eso si no fuera porque puede darse el caso, que detrás de algunos de estos perfiles hay quienes han estado acusados de estafa, robo o involucrado en algún otro tipo de delito mayor…  aunque también hay quienes pertenecen a esa clase política que sólo baja desde sus majestuosas nubes a pisar charcos por callejuelas agujereadas y sucias, a comer papas con cuero en los mercados (con o sin el permiso de su dietista o entrenador del Gym) y que abrazan a Raimundo y el mundo por conseguir más votos.

No, no podemos ni debemos darnos el lujo de equivocarnos esta vez.

 Dios no quiera que, los ilusionistas del marketing, las famosas pseudo-encuestadoras y el fraudulento CNE nos quieran obligar a escoger una vez más en la segunda vuelta electoral entre la peste y el cólera como ya nos ha pasado antes. No vaya a suceder que, al equivocarnos otra vez, arrepentidos, tengamos que, a escondidas, sentarnos a llorar tras de un chilco y esperar a que un nuevo salvador (si es que este también no termina asesinado) venga a sacarnos de ésta ya tan prolongada miseria.

Elijamos a aquel hombre y aquella mujer capaz y con principios, que sepa dirigir y administrar nuestra patria (y nuestro hogar como analogía), con firmeza, pero con bondad, con astucia, pero con inquebrantable honorabilidad. Un binomio que sea una mezcla de autonomía, inteligencia, madurez y juventud. 

Más que en comediantes y elegantes seductores, fijémonos en sus actitudes, sus aptitudes y valores. Una pareja (y analogándolo a la política), un binomio presidencial y un conjunto de asambleístas idóneos dispuestos a administrar y gobernar con el pueblo y para el pueblo; para que juntos podamos sacar adelante a este maravilloso país que hoy en día sufre de orfandad y de abandono.

Fernando Villavicencio (+) fue un periodista investigador, político y escritor. Un hombre valiente que luchó contra la dictadura y su poder, contra la corrupción, contra el crimen organizado y la mafia internacional. Su binomio, al Ingeniera Ambientalista, Andrea González Nader es una mujer joven, inteligente, preparada, fuerte y capaz que basta con escucharla para saber que ella representa a la mujer ecuatoriana en todos sus aspectos.

A menos de dos semanas de las elecciones y a puertas de un esperado debate presidencial, el 9 de agosto Fernando Villavicencio fue vilmente asesinado. El vergonzoso silencio del CNE no permitió que Andrea González Nader asumiera el puesto de su compañero de fórmula y que, por el contrario, se encargó de boicotear toda posibilidad de participación y una justa contienda. La historia los juzgará.

Finalmente, el destino quiso que su colega, compañero de lucha y mejor amigo, Christian Zurita, se encargaría de continuar con su legado. Parafraseando un poco y con sumo respeto y humildad diría: “Fernando ha muerto, que viva Fernando”, pues su lucha y su legado serán para todos quienes creemos en la democracia y en la libertad, un referente de vida.

Quisiera tener, más que la esperanza, la certeza de que este domingo iremos a las urnas con verdadero sentimiento patriótico y conciencia cívica; que nos hayamos dado el tiempo de revisar e investigar quiénes son los candidatos que nos representarán en la asamblea para no caer una vez más en la vergüenza y la deshonra; para la presidencia, recordemos no votar por quienes nos ofrecen el oro y el moro, sino por quienes están dispuestos a cambiar las reglas del juego que hasta ahora han servido para favorecer la impunidad y han sido las causantes de este terrible desastre.  

Recordemos que la política no es el fútbol y que no necesariamente debemos votar todo en plancha si el candidato que está primero o quien le sigue no nos representa ni nos convence; sino tratar de votar por los mejores, mirando, eso sí, a qué partido pertenecen y de dónde nacieron.

Hay, eso sí, una papeleta más y es la Consulta sobre el destino del Yasuní y la cual que cada uno de nosotros debemos votar de acuerdo a nuestra conciencia; quiero creer que, si todos ponemos de parte, podremos salvar y proteger uno de los lugares más biodiversos del mundo.

El candidato presidencial Fernando Villavicencio participa en un mitin de campaña, minutos antes de ser asesinado hoy, en Quito (Ecuador). Villavicencio fue asesinado este miércoles durante un tiroteo mientras realizaba una acto de campaña en un céntrico sector de Quito. EFE/ STR

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