
Quito, Ecuador
Hoy, 5 de octubre de 2022, la Academia Sueca reveló que el flamante Premio Nobel de Literatura fue el noruego Jon Fosse. Un dramaturgo y novelista de 64 años que posee un estilo especial en su manera de escribir en el que la fundación de Alfred Nobel reconoció que posee “innovadoras obras de teatro y prosa que le dan voz a lo que no se puede decir”.
Su primera obra Rojo, Negro (1983) sorprendió a la crítica y a los lectores por su composición. Al galardonado además se lo reconoció por “la condición humana que es el tema central de la obra de Fosse, independientemente del género”.
Fose describe en su obra una Noruega rural, helada, fragmentado en su geografía y donde a la gente le cuesta sobrevivir. Esto lo demuestra en su dramaturgia que además mezcla lo poético para alcanzar lo que quiere decir, un tipo de escritura además dominada por la metáfora. La condición humana y lo rural fue lo que además le otorgó el mismo galardón a autores como Ernest Hemingway (Fiesta), William Faulkner (El ruido y la furia) y John Steinbeck (Las uvas de la ira). Un autor que magistralmente domina los pueblos y los sitios marginados, de una especia de Deep South, sin lugar a dudas es Stephen King.
No sólo se trata de un autor inmensamente galardonado y desde que salió a la luz Carrie en 1974, lo catapultó a la fama su destreza con la pluma. Es un novelista ampliamente adaptado al cine y ha vendido más de 500 millones de ejemplares de toda su obra. Es criticado por tener un estilo “no literario” y por escribir novelas excesivamente largas. En sus temáticas, abunda la crítica a la guerra y el racismo y usa el terror como recurso narrativo —temática preferida en sus novelas y relatos—.
En ese sentido, una pregunta que se hacen autores y críticos literarios de renombre es: ¿qué pasaría si Stephen King ganara el Nobel de Literatura y saltaría al Olimpo literario como sus compatriotas, Hemingway, Faulkner, Steinbeck, Eugene O’Neill o Pearl S. Buck? Harold Bloom, nos da una pista y es que en su día tachó de “literatura barata” los libros de King. Sin embargo, resulta curioso que un gran admirador de sus obras y su influencia japonesa (refiriéndose concretamente a Haruki Murakami) al menos ha sido considerado por muchos años al premio literario más prestigioso del mundo. No obstante, ni a King ni a Murakami el Nobel no les resultaría para nada relevante a su fama ya que son autores ampliamente leídos sin este reconocimiento. Pero, por otro lado, sí que el Nobel permitió conocer a los prácticamente desconocidos Darío Fo, Tomas Tranströmer, Annie Ernaux y Abdulrazak Gurnah.
Parecería, casi como broma, que ahora un criterio para obtener el Premio Nobel de Literatura es que un autor venda la menor cantidad de ejemplares posibles de sus publicaciones, situación que no pasó con Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Yasunari Kawabata, J.M. Coetzee ni Alice Munro. ¿Sería esta una razón por la que Stephen King jamás soñaría que sus novelas El resplandor, Misery, It, Cujo o Christine fueran consideradas por el jurado del Nobel? ¿Puede que eso haga flaquear en Murakami su deseo de ganar el premio a pesar de que este año ganara la adaptación de Drive my Car el Oscar y obtuviera el Princesa de Asturias de las Letras? Es casi como “usted tiene mucho, no fastidie, hombre”.
Lo que no se sabe es si realmente King quisiera el Nobel de Literatura. Ken Follett al menos ha dicho que no, que prefiere ser un superventas y no un Nobel. Sobre King además pesa mucho el género que decidió para su literatura. Si bien, la fantasía no ha sido desprecia por la Academia Sueca —tomando en cuenta que Rudyard Kipling tuvo la distinción con Los libros de la selva— ni Tolkien, ni C.S. Lewis, ni la misma J.K. Rowling han siquiera podido oler la remota posibilidad de ser nominados. Las obras de detectives tampoco son ni consideradas por el jurado del Nobel: ¿podía Agatha Christie tener el premio? ¿Lo merecía? No, a la primera interrogante; sí a la segunda.
Lo cierto es que tampoco el Nobel de Literatura augure ser recordado y la obra de un escritor ser inmortal. Pero, si Stephen King recibiera el galardón seguro que daría un giro total a la manera de ver a la reconocida distinción. Un estadounidense promedio guarda en su estantería al menos dos libros: un ejemplar de La Biblia y un libro de Stephen King. Andrew Erving, crítico literario ha considerado más de una vez que la Academia debería conceder el premio a “alguien que la gente lea de verdad”. King respondió en su tiempo (en 2003) cuando le dieron el National Book Award por su trayectoria y hubo escándalos por su galardón. Entonces King dijo: “Hay críticos y él (Harold Bloom) es uno de ellos, que consideran su ignorancia sobre la cultura popular una prueba de destreza intelectual”. Sin embargo, los académicos con el paso del tiempo han cambiado sus posturas sobre su literatura y hasta es un autor citado.
Lo cierto, y las dos grandes preguntas que se hacen sus millones de lectores, que son todo un país Stephen King, se formulan… ¿Cuándo verán a su autor consagrado ganar el Nobel de Literatura? ¿Sería realmente un merecedor? Lo cierto es si él ganara dicho prestigioso reconocimiento literario, habría lágrimas de felicidad por un lado y un nubarrón de tormentas de críticos e indignados, por el otro.