Gustavo Izurieta Chacón
Guayaquil, Ecuador
Hoy no tengo espacio para la complacencia ni para escribirte palabras suavizadas. La verdad es cruda y directa: Ecuador se encuentra al borde del abismo, y solo un liderazgo audaz y poderoso puede rescatarnos de la debacle. Llegó el momento de tomar medidas audaces para transformar nuestro país.
Es crucial reconocer que los operadores del mal no te harán las cosas fáciles. Los mismos obstáculos que enfrentó tu predecesor, están ahí esperando para entorpecer tu camino. Corrupción, bloqueo legislativo, paros, violencia, delincuencia e incluso terrorismo son armas que estos actores expertos en «manejo político» utilizan para socavar cualquier intento de cambio.
El primer y más importante paso es descorreizar el país. Ecuador necesita una reforma profunda y estructural. ¿Tienes el coraje de deshacer la monstruosa Constitución de Montecristi? ¿Tienes la convicción para enfrentar a los lobos con piel de cordero que se infiltran en todas las esferas del Estado? Esto no es una tarea fácil, pero se debe hacer con los ciudadanos. La participación ciudadana, a través de consultas, plebiscitos, referéndums y elecciones de una nueva Asamblea, es la clave para lograr estos cambios institucionales tan necesarios.
La economía es otro frente crucial. La crisis fiscal y la alarmante desesperanza de una población que no puede recuperar su dignidad (integrándose productivamente) representan un tremendo dilema. De nuevo, la respuesta es gobernar con la ciudadanía. Tú sabes muy bien que avanzar en reformas para la libertad económica no solo impulsa el crecimiento, sino que también genera oportunidades para todos. A través de políticas que fomenten la inversión extranjera y la creación de empleo, es posible asegurar el bienestar de la gente y la sostenibilidad económica.
Evita escuchar a aquellos pomposos operadores de las multilaterales que buscarán que tu gestión se enfoque en recaudar para el SRI y no en reactivar productivamente a miles de familias y empresas ecuatorianas. Recuerda que estos últimos (notablemente, tu base de votantes) llevan padeciendo cuatro años malísimos.
Un peligro latente es caer en la trampa de negociar con los correístas. No debes ceder ante esta presión, ya que, de lo contrario, los demonios del pasado te van a devorar vivo y regresarán al poder. La corrupción debe ser perseguida hasta sus últimas consecuencias. Esta es la única forma de evitar el retorno de quienes hicieron de la corrupción un estilo de vida y un lucrativo negocio.
Es cierto, esta tarea es titánica, pero solo un líder fuerte, valiente y decidido puede lograrlo. No se puede subestimar la importancia de liderar con fortaleza, coraje y convicción. Tú sabes muy bien que la historia nos ha demostrado que los cambios profundos requieren líderes audaces.
Precisamente, el caso del presidente saliente es un ejemplo de lo que no se debe hacer. El gradualismo y los acuerdos políticos espurios son atajos que no funcionan. La visión debe ser clara y la estrategia debe involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones. Gobernar con las élites políticas es y será siempre un error. Gobernar con los ciudadanos es el camino hacia la verdadera transformación de este país.
No tengas miedo de jugar duro, durísimo, para acabar con la amenaza del crimen organizado. Quienes están dejando el poder, fracasaron en esta tarea por su tibieza. No caigas en esa trampa. Haz lo que debes hacer, incluso si es doloroso y poco gratificante. No te olvides de los miles de compatriotas cruzando el Darién a causa de la violencia. Recuerda que fuiste elegido para garantizar un futuro en Ecuador para los ecuatorianos.
Tu responsabilidad es inmensa. Ecuador necesita un líder implacable, dispuesto a luchar con uñas y dientes por hacer del Ecuador un país de ciudadanos libres y productivos. No es hora de gradualismos, acuerdos políticos o complacencias. Es hora de liderar con ferocidad y determinación. El futuro del país está en juego. ¿Estás dispuesto a tomar ese camino? Te deseo muchos éxitos en tu gestión.
- Gustavo Izurieta Chacón, es Académico Asociado del Instituto Ecuatoriano de Economía Política
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