El correísmo no ha muerto

Fernando López Milán

Quito, Ecuador

Las últimas elecciones han sido interpretadas como el final de la disputa correísmo-anticorreísmo, y la ganancia de Daniel Noboa, como el producto de un voto que no se alinea con ninguna de las fuerzas mencionadas.

Ligera como es, esta interpretación deja de lado los siguientes hechos: 1. El correísmo no ha muerto, obtuvo, incluso, 200.000 votos más que en la segunda vuelta de las anteriores elecciones. 2. Mientras haya correísmo, habrá anticorreísmo. 3. Sin el voto anticorreísta, Daniel Noboa no habría triunfado, como tampoco habría triunfado Guillermo Lasso. 4. El voto anticorreísta es una apuesta por la democracia y el salvavidas que nos ha librado del autoritarismo en las dos últimas elecciones.

Haríamos mal, pues, en confiarnos en el buenismo repentino y la aparente madurez política de los correístas que felicitaron a Noboa por su victoria y le ofrecieron su apoyo. Ellos, desde ahora, se están preparando para las elecciones de 2025, y su primer objetivo es atraer a la masa de electores que, se dice, no son correístas ni anticorreístas.

Para esto les sirve la actitud fingidamente madura y conciliadora que han mostrado. Pero sus reales intenciones se advierten ya en las declaraciones de Luisa González luego de que la victoria de Noboa fuera inobjetable. Ella dijo, en velada amenaza, que esperan que, como lo prometió, Noboa entregue cupos en la universidad pública a todos los estudiantes del país que hayan terminado la secundaria: oferta imposible de cumplir, y fije la pensión mínima de los jubilados en 450 dólares: propuesta, en las actuales condiciones de iliquidez de la seguridad social, de muy difícil cumplimiento.

Los revolucionarios ciudadanos, ahora tan modositos, no dejarán de pedirle cuentas al nuevo presidente por su populismo. Y sortear los obstáculos populistas que él mismo se impuso, sin minar demasiado su credibilidad y, por tanto, su popularidad, es una tarea que le acarreará no pocas dificultades.

Si su ADN les permite, los correístas tratarán de proyectar la imagen de un movimiento maduro, democrático, deliberante -pero no obstruccionista-, alejado de los extremos y exabruptos de su líder prófugo. Correa les ha dado ese 30% y un poco más de los votos que han obtenido en los últimos procesos electorales y, al mismo tiempo, les ha quitado los que necesitaban para ganar el balotaje. Manejar esta difícil relación es su desafío.

La Revolución Ciudadana está atada a su caudillo: su motor y su lastre. Y el país también. Una buena gestión de Noboa ayudaría a romper el lazo.

Quito, 15 de octubre del 2023. Luisa Gonzalez y Andrés Arauz admiten derrota en las elecciones DANIEL MOLINEROS/API

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