
Quito, Ecuador
Daniel Noboa es el presidente electo del Ecuador. Su corto período presidencial – hasta mayo de 2025 – no será exento de dificultades.
Noboa es uno de los presidentes más jóvenes de nuestra historia. Los problemas son de los más graves de la andadura republicana.
La diferencia entre Noboa y Luisa González fue de cuatro puntos porcentuales (52,01% a 47,99%). Una curiosidad es que es casi el mismo margen que sacó Guillermo Lasso sobre Andrés Arauz.
La diferencia de votos bordea, como hace dos años, los 400 000.
Fue una derrota del correísmo que se empezó a fraccionar con la renuncia de Marcela Aguiñaga a la máxima dirigencia. Pero ella no renuncia ni al movimiento y claro, tampoco a la Prefectura del Guayas. Puede ser un cisma o un pequeño sismo tras los resultados electorales. El tiempo lo dirá.
Pero el triunfo del candidato Noboa supone además una suerte de ruptura de la inercia del péndulo. Aunque en la entrevista que publicó Vistazo antes de la primera vuelta y en otros foros Noboa se ha proclamado socialdemócrata, su origen y ciertos signos lo hacen ver como un representante de la derecha o la centro derecha al menos. También el tiempo y los actos de gobierno serán más elocuentes que las definiciones ideológicas en una época en que los encasillamientos parecen haberse roto y los viejos esquemas de derecha e izquierda están en cuestión.
Para quienes quieran creer que el correísmo ha desaparecido esa apreciación parece imprecisa. Es verdad que las dos últimas elecciones presidenciales han sido complicadas para la tendencia de la Revolución Ciudadana. Pero el piso del 33% de Luisa González en la primera vuelta es parecido a aquel de Andrés Arauz en la primera vuelta de 2021. Ese es el voto duro.
Con el líder prófugo y condenado por la justicia y varios ex ministros con sentencias hay una cantidad de gente que sigue creyendo en el fantasma populista y clientelar del pseudo socialismo del siglo XXI. Bajo su cobijo muchos hicieron grandes fortunas y algunas de sus figuras pasaron a ‘mejor vida’ en el sentido crematístico de la palabra. Ricos nuevos y nuevos ricos. Ricos y millonarios como los que tanto dicen detestar.

Los populismos duran y sus figuras perduran. Juan Domingo Perón murió en 1974. Sus herederos argentinos mimetizados en el kirchnerismo de todo pelambre siguen vivos y se reproducen como mala hierba a casi cincuenta años de su muerte.
Y no debemos perder de vista el resultado de las elecciones seccionales de febrero de 2023 y las conquistas importantes de alcaldías y prefecturas, aunque ahora parezca que andan a la deriva, aquellos que abandonaron el barco del encargo popular para sumarse entusiastas a una campaña presidencial contra la ley y la ética pública. Pero RC es una realidad política.
Para Noboa los primeros días antes de asumir el mandato son de preparación. Apenas está dando nombres de sus más cercanos colaboradores y habrá que ver la composición final del gabinete. Pero son importantes los equipos, y los equipos de los equipos que son los mandos medios, como explicó Francis Romero de la firma de investigación y encuestas Click Report en una entrevista con Ecuadoradio analizando el lunes los resultados del domingo.
No hay que perder de vista que se requiere un grupo de alto nivel, competencia y una sabia combinación de juventud y experiencia además de una acrisolada ética pública para evitar la corrupción que nos ha hundido. Más allá de eso y del binomio elegido en las urnas está aquel gobierno permanente que es la burocracia que está ahí siempre y con la que debe contar el gobierno entrante.
Una buena señal es la transición ordenada. La reunión del martes en el Palacio de Carondelet es un mensaje positivo al país. Una transición ordenada entre el Presidente Guillermo Lasso y Daniel Noboa es importante.
La comentada presencia en dicha cita de Alberto Dahik, ex vicepresidente, legislador, y ministro de Finanzas, pasa por el indispensable recuerdo de su exilio en Costa Rica y la amnistía que le dio nada menos que Rafael Correa. Tampoco se sabe si el experimentado Dahik será ministro o asesor. Para muchos es una señal política, habrá que ver.
Uno de los primeros dilemas que habrá de afrontar Daniel Noboa Azín es la realidad de la dispersión política de la Asamblea Nacional. Con la Revolución Ciudadana, como primera minoría, un bloque numeroso de Construye, el Partido Social Cristiano, su propia fuerza (ADN) y Actuemos, que apoyó a Otto Sonnenholzner, tendrá que lidiar o conciliar Noboa y la jefa del bloque oficialista, Valentina Centeno, que ya empezó la ronda de diálogos. Si hay acuerdos parlamentarios el país debería esperar que sean transparentes y sin toma y daca.
Si no hay acuerdos parlamentarios el escenario podría parecerse a aquel que le supuso un infierno a Guillermo Lasso y que lo precipitó a la muerte cruzada antes de cerrar el debate sobre su juicio político.
La realidad es que Daniel Noboa, que ya emprendió un primer viaje a España e Italia cuya agenda debe ser conocida ampliamente, deberá pasar una fase aprendizaje acelerado desde diciembre de este año. Podría ser que le sobrevenga la coyuntura del fenómeno de El Niño. Si se presenta con fuerza la destrucción de sembríos, casas, carreteras, le puede traer dolor al país y costar millones. El ministro de Finanzas ya informó que hay empréstitos de los Multilaterales destinados a paliar los efectos de El Niño.
Y luego estarán los problemas ya sabidos. La falta de empleo, los miles de desempleados, la marea humana de quienes emigran rumbo al norte en busca del sueño americano, la urgencia de inversión extranjera que demanda seguridad jurídica para crear miles de plazas de trabajo y hacer crecer la producción y la economía.
El fantasma terrorífico del crimen organizado que campea en el país, asesina sin piedad y tiene sometido al Estado será uno de los grandes problemas a afrontar. El tema requiere decisiones sobre la marcha. No hay tiempo que perder. El presidente electo ha pedido una reunión urgente la semana entrante con la cúpula de seguridad y hace bien.
No se debe descuidar otro factor importante. Hay que derrotar las prácticas corruptas que han saqueado las arcas fiscales. Es una historia que no se debe volver a repetir y hay que combatirla con firmeza y sin contemplaciones.
Pero más allá del triunfo electoral de Noboa el análisis debe ir al fondo del tremendo cerco institucional que se tejió en el Ecuador.
Los escándalos en el Consejo Nacional de la Judicatura, la renovación de la Corte Nacional. Lo sucedido en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social sometido por años a los apetitos políticos y el rol de la Corte Constitucional, son aspectos que el Presidente Noboa no deberá perder de vista.
A nadie escapa que en cuanto vayan bajando las aguas de El Niño, subirán las correntadas de la próxima campaña presidencial de 2025. El año que se inicia en enero será de pre campaña. Ya se escuchan nombres de precandidatos y en esa lista podría estar el propio Daniel Noboa. Por eso es que varios analistas piensan que estaremos en campaña permanente. Por lo demás una teoría sostenida en los Estados Unidos por varios ex mandatarios desde hace décadas.
En todo caso y por ahora, cabe decir que lo que se viene con el nuevo gobierno es una caja de sorpresas, de incertidumbres que se irán despejando poco a poco. La otra opción en cambio presentaba certezas. Ya lo hicieron y lo hubieran vuelto a hacer. Dinamitaron las instituciones, corrompieron la política, metieron las manos en la justicia, controlaron todos los poderes, conculcaron la libertad de expresión y secuestraron la democracia ¿A alguien le cabe la menor duda?
Que los éxitos que merece el país sean los del nuevo presidente.
