Las estructuras del cine cubano están «quebradas» y «debilitadas», según cineastas

Instituto de Cine (Cuba).

La independiente Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) afirmó este domingo que el problema del estatal Instituto de Cine «no es su presidencia» -en referencia al reciente cambio al frente del Instituto del Cine– sino su modelo industrial, financiero y artístico que «ha colapsado».

«No se trata entonces de a quién colocas al frente, sino de lo que representa y proyecta», señaló la ACC tras el reciente anuncio del Ministerio de Cultura (Mincult) del nombramiento del periodista Alexis Triana como nuevo presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic).

El grupo de cineastas independientes señala en su declaración que Triana es un funcionario del Mincult que «ha sido parte activa y consciente de la tendencia que los cineastas hemos cuestionado», pero considera que «mucho más que su persona, se trata de un método».

«El Icaic como centro de ese sistema controlado desde hace décadas por el Ministerio de Cultura ha sido prácticamente destruido, en gran medida, por esos mismos dirigentes que ponen y quitan presidentes, sin asumir que ellos no son el verdadero problema», enfatiza.

La Asamblea subraya que «no se trata entonces de, a quién colocas al frente, sino de lo que representa y proyecta» porque a su juicio el problema del Instituto «no es su presidencia, sino la subordinación de todas sus estructuras a una burocracia cultural que lo paraliza y anula».

«Todas las estructuras que conforman el Sistema Cine en Cuba están quebradas, debilitadas», sostiene la ACC.

Asimismo argumenta que «sin autonomía, sin apenas creadores en su nómina, sin salas de cine, sin recursos, sin una verdadera proyección internacional, poco puede hacer para proteger a los cineastas frente a ese sistemático ejercicio de intimidación y control, incrustado en el ADN mismo de la política cultural y cívica cubana».

La ACC surgió en junio pasado a raíz de una controversia con las autoridades culturales cree que «no es posible que la solución a la crisis del cine cubano recaiga en las mismas manos que la han generado» y opina que «bajo esa premisa, quien presida el ICAIC será solo una circunstancia».

También remarca que «si no cambia ese patrón de ordeno y mando, si no se establecen relaciones de respeto, voluntad de entendimiento y de diálogo horizontal seguirán agravándose nuestras diferencias como cineastas y como cubanos».

La Asamblea recalca que su existencia «no depende de quienes se niegan a encarar nuestros verdaderos problemas» y abogar por continuar trabajando «por ese cine complejo, diverso, inclusivo, polémico y plural en el que creemos».

El malestar generado por la censura al documental «La Habana de Fito», dirigido por Juan Pin Vilar, y la posterior emisión de una versión no definitiva de esa cinta en la televisión estatal, sin la autorización de su realizador, marcó la aparición de la ACC.

El «desacuerdo» se manifestó a través de una carta abierta suscrita por más de 600 profesionales del sector, entre ellos el director Fernando Pérez, los actores Jorge Perugorría y Luis Alberto García.

Desde entonces, más de cincuenta representantes del gremio se han reunido con autoridades del Ministerio de Cultura, el Icaic, el Gobierno y el Partido Comunista de Cuba para abordar la polémica y otros asuntos, como la demanda de una ley de cine. EFE (I)

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