Israel tiene un plan para matar a los líderes de Hamás refugiados en distintos países como Catar, Líbano y Turquía, en el momento en que termine la guerra de Gaza, según asegura este viernes el diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ), que cita a «fuentes oficiales israelíes».
Según el diario, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ya dio las órdenes necesarias para ejecutar los planes al servicio secreto del Mossad, y aunque los planes son confidenciales, hubo una filtración el pasado 22 de noviembre que permitió conocerlos.
El ministro de Defensa Yoav Gallant dijo en aquel momento que los líderes de Hamás «vivían con el tiempo prestado».
Los planes comenzaron a diseñarse el mismo 7 de octubre, cuando el brazo armado de Hamás lanzó un inesperado ataque contra Israel, matando a 1.200 personas y llevándose a más de 200 rehenes, pero ha sido sobre todo la necesidad de mantener a Catar como mediador para la liberación de rehenes la que ha demorado las operaciones encubiertas.
El máximo líder de Hamás, Jaled Meshaal, vive refugiado en Catar desde hace más de diez años, mientras que el líder de su oficina política, Ismael Haniye, vive en Turquía, y otros líderes del movimiento están en el Líbano.
Israel ya intentó matar a Meshaal en 1997 cuando vivía en Amán, con un comando que trató de envenenarlo con una inyección en la oreja, pero falló, siendo sus autores detenidos por Jordania; entonces, el Gobierno jordano exigió que Israel enviara el antídoto contra el veneno y logró además que Israel excarcelara al jeque fundador del movimiento, Ahmed Yasín.
Aunque aquel fue uno de los fiascos más sonados de las operaciones encubiertas de Israel, el país ha llevado a cabo otras muchas más exitosas en todo el mundo. El periodista israelí Ronen Bergman ha cifrado estas operaciones en 2.700, en su libro ‘Rise and Kill First’ (Levántate y mata primero).
De acuerdo con el rotativo, una parte del plan incluye la expulsión de Gaza de la «tropa» de Hamás para poder acelerar el fin de la guerra y pasar a la fase de los asesinatos, de ahí la reticencia israelí a aceptar un alto el fuego.
Y aunque parece haber un gran consenso sobre los planes, no todos los expertos parecen estar de acuerdo. Efraim Halevy, antiguo director del Mossad, considera que matar a los líderes del movimiento no va a eliminar las amenazas, sino que posiblemente va a acelerarlas al encender la cólera de sus seguidores.
Asesinar a los dirigentes de Hamás por el mundo «es un deseo de venganza, no un deseo de lograr un objetivo estratégico», dijo Halevy, según el diario. EFE (I)