
En el sector de La Unión, en San Antonio de Pichincha (extremo norte de Quito), una madre de familia contó con temor y dolor que a su hijo lo secuestraron mientras hacia una carrera a una pasajera en su auto. “Les interceptaron en las calles Lulumbamba y La Unión. Desde ahí les bajaron a un parque. A la pasajera golpeada la botaron allí, pero a mi hijo se lo llevaron”, contó María José.
Al joven lo subieron en otro auto, en el puente de Los Pájaros, y lo llevaron hacia una quebrada de la Cooperativa Jaime Roldós. «Querían matarlo, pero gracias a Dios él se resbaló (y no le hicieron daño)», aclaró la mujer.
Ella agradece por la vida de su hijo, pero lamenta que el auto fue sustraído ya que era su medio de sustento. Los vecinos aseguran que no es el único caso, pues en San Antonio de Pichincha, hechos como este se están volviendo comunes y hasta con desenlaces mortales.
“Al señor de una cooperativa de transporte le pasó algo igual. Hizo una carrera y al otro día le botaron casi muerto”, manifestó Andrés.
Incluso los negocios registran pérdidas porque los horarios de atención se redujeron para evitar ser víctimas de los criminales. “Antes era un pueblo tranquilo hasta las 22:00, ahora nadie sale a las 21:00”, dijo Anabelle.
La parroquia turística -dicen los moradores- está golpeada por la inseguridad y sin saber qué hacer para levantarse. “Por la inseguridad, perdemos todo lo que es turismo”, comentó Carmelina.
La gente dice que están solos en la lucha, pese a que se organizan, pues la violencia ha tomado ventaja. “Es tierra de nadie. Asaltan, matan, se roban los carros”, indicó María José.
De acuerdo con Ecuavisa, viven en constante desesperación, trabajan con miedo, circulan igual. Hacen un llamado a la paz a que se les garantice la seguridad. Solicitan que el Ejército acuda a patrullar la zona.