El presidente de la República, Daniel Noboa, ha dicho, durante la clausura del seminario internacional sobre seguridad y delincuencia, organizado por la Comunidad Europea, que la toma del canal TC Televisión, el pasado 9 de enero, fue un “intento de golpe de estado” por parte de grupos terroristas.
El seminario, en el que también ha participado la Fiscal General del Estado, Diana Salazar, ha tenido lugar la mañana de este viernes 8 de marzo en el SwissHotel, en Quito.
“Dimos un golpe fuerte y una imagen importante que todo el mundo vio, cómo actuamos, cómo lo hicimos y cómo resolvimos el problema”, ha dicho Noboa, citado por El Universo, sobre cómo los rehenes fueron liberados una hora después sin que nadie resultara herido.
“Vimos como un intento de golpe de Estado, porque eso era lo que estaba planificado, las dos primeras semanas de enero se lo iba a ejecutar, trataron de desestabilizar el Gobierno de todas las formas posibles, pero una mañana decidí declarar el Estado de Conflicto Armado no Internacional, que es una decisión en la cual uno se la lleva toda la vida”, dijo Noboa.
«Cuando entramos a las cárceles rompimos pisos, paredes y encontramos armamento -incluso- de mejor calidad del que tiene nuestras Fuerzas Armadas. Desde ahí se fabricaban los crímenes y sicariatos. Era su centro de operaciones para delinquir, sus bases. Hoy hemos cambiado esa realidad», aseguró el presidente.
Noboa también dijo que “todos aquellos que son aliados de los criminales, también cargan con la sangre de las víctimas de este conflicto y en eso hay que ser muy claro, hay muchas formas de complicidad y no se va a tolerar ninguna forma de complicidad”.
La Fiscalía ha acusado al cabecilla de la banda de Los Tiguerones, William Alcívar Bautista, alias «Negro Willie, de haber ordenado la toma de TC, dos días después que se conociera de la fuga de la Penitenciaría del Litoral de José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, cabecilla de la banda de Los Choneros, ocurrida el domingo 7 de enero de 2024.
La fuga de Fito fue seguida por una sublevación de reclusos en seis cárceles del país, en las que se tomaron 167 rehenes, y una ola de violencia materializada en quema de carros particulares desde Esmeraldas hasta El Oro, y secuestros de cinco policías.
