Mensaje escrito para el homo videns

Juan Diego Vivanco Vieira

Baños de Agua Santa, Ecuador

Ahogados como estamos, en medio de un océano de información digital, donde pareciera que con tan sólo presionando unas cuantas teclas, dando una orden de voz o haciendo simplemente un clic, la inmensidad de la comprensión y del conocimiento se revelan ante nuestros ojos, penetran por nuestros oídos y nos liberan de la falsedad, la ignorancia y la mentira.

¿Cuál sería el propósito y para qué entonces intentar escribir cualquier pensamiento, crítica o idea en las páginas del internet y en las redes sociales si todo o casi todo ya está dicho?

Como parte del mundo cibernético y de las redes sociales, la escritura sigue siendo un poderoso medio comunicacional e informativo, pero también es un útil y eficaz instrumento para la construcción de un experimento social bien elaborado (y muy bien definido), que tiene como fin el seducir, manipular, imponer y en muchas ocasiones intoxicar a una sociedad irremediablemente crédula y hasta cierto punto conmovedoramente ingenua, que se siente y cree ser juez y parte de un sinnúmero de realidades estratégicamente preestablecidas y sutilmente teledirigida.

Afortunadamente, la escritura también es un placer, un grito, una pasión, un desahogo; es un medio para intentar conectarnos con el mundo, quizás con el único anhelo de ser leídos, escuchados y quién sabe, por un leve instante, comprendidos.  Ser y no ser una gota más en este convulsionado océano digital.  

De cualquier modo, estamos inmersos dentro de un mundo al cual pertenecemos y al que, tenemos, si queremos, la responsabilidad de mejorarlo, no cayendo en el típico y ahora muy común error de querer hacerlo por encima y a costa del sacrificio, explotación o exterminio de otras especies o de otros seres humanos, a los cuales equívocamente los creemos prescindibles e inferiores, sino mirándonos como parte integral de un delicado ecosistema que, de no ser por nuestra presencia, funcionaría de maravilla y como Dios manda. Las ciencias políticas son una rama de los estudios sociales que, bien orientada, podría ser una magnifica herramienta para intentar mejorar la sociedad en que vivimos.   

 Si echamos un vistazo al quehacer político nacional, en un abrir y cerrar de ojos entraremos otra vez, en una nueva contienda electoral. Nuevamente todas las poderosas  élites políticas financiadas por poderes económicos nacionales e internacionales, que por tradición pululan disolutamente entrelazadas, se abalanzaran una vez más, sobre una sociedad desgastada, frágil y viciada, en busca de súbditos bufones y de inocentes electores; esas mismas castas políticas se lanzarán nuevamente sobre una sociedad que a la vez es víctima y protectora de un status quo donde predomina una burocracia esclerótica, irrisoria, colérica e inoperante. ¿Qué hacer ante esta apocalíptica visión? ¿A dónde ir cuando nosotros, el pueblo, hemos perdido toda esperanza o cualquier posible redención?  

¿Qué hay de corrientes políticas y de ideologías en el Ecuador? Hay socialcristianos-correístas, hay noboístas novelistas de champaña y de cartón, hay jueces inmorales y maquiavélicos matones, hay faranduleros fanfarrones y periodistas detractores, hay prepotentes dictadores y aprendices de ladrones. Hay la narco política, hay el narco estado y también el crimen organizado.

¿Es entonces la política ecuatoriana un basurero, un circo, una telenovela y un lujoso motel? Ojalá que no. Y esperemos que toda esta descomposición política y social sirva como fertilizante y sea la razón para que nazca por encima de aquella podredumbre, políticos, profesionales y jueces; gente valiente, competente y proba, (una, por ahora, pequeña minoría que no creo necesario nombrar), que sirvan como guías para que juntos podamos progresar; que generen esa confianza necesaria para unirnos a todos, como un solo pueblo y que nos motive a creer en un mejor futuro para nosotros, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos. Que tengan la capacidad para crear y construir políticas públicas sabias e inteligentes orientadas en beneficiar a la población entera y en especial a los grupos sociales más vulnerables y más necesitados; que logre eliminar y para siempre, esa enorme brecha que hay entre ricos y pobres y esa absurda diferencia que hay entre blancos, negros, montubios, indios, mestizos y cholos.

Pero la responsabilidad es de todos el estar siempre atentos y bien despiertos. No nos vayan a querer vender otra vez gato por liebre y confundirnos taza con tusa, que la mentira y el engaño estarán siempre al acecho, esperándonos a la vuelta de la esquina. Nunca olvidaré las manifestaciones de octubre del 2019, cuando, consternados como estábamos, recibimos un audio a un grupo de chat a tres días del “Estallido” que “informaba” con tono dramático y con quejidos de llanto “que en un hospital habían 30 niños muertos, personas des mandibuladas y muertas en sus corredores, cuerpos de indígenas despedazados y regados por doquier ya que los chapas hijoeputas, les tiraron bombas, pero no bombas lacrimógenas sino granadas, bombas de verdad” … incitando así a la gente a salir. Comunicados que provocaban indignación y rabia pero que resultaron ser falaces, viles y cobardes mentiras. ¿De dónde salieron esos audios? ¿Quiénes los financiaban y distribuían? ¿Cuál fue su verdadero propósito y cuál su fin? ¿Canalizar un golpe de estado nacido del engaño, del miedo y del caos?

Las posibilidades que brinda el internet son infinitas y son y serán positivas o negativas dependiendo del uso que a éste se le dé; si es para saber más y entender más, o si tiene como fin convertirnos en analfabetos culturales que invierten su tiempo en futilidades, y que, aunque aparentemente no tenga nada de malo, tampoco tiene nada de bueno, y que no produce ni representa progreso alguno, sino más bien, todo lo contrario. Como el periodista italiano Furio Colombo (1995), lo diría: “El Edén de la red está al otro lado de una cancela que se está abriendo (…) solamente para unos pocos (…). Diferentes jerarquías de cerebros manejarán los ordenadores, jugarán y experimentarán con ellos. Para los excluidos queda el juego interactivo (…) para llenar un inmenso tiempo libre”.  

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