¿Cómo promover la industria nacional?

Carlos Cobo Marengo

Guayaquil, Ecuador

Recuerdo que hace un año una reconocida marca de ropa abrió sus puertas en la ciudad de Quito. La inauguración de la tienda, reconocida internacionalmente, atrajo a cientos de personas que esperaron durante horas para poder entrar. Según imágenes publicadas en su momento, la fila daba la vuelta al centro comercial.

Este tema no pasó desapercibido en las redes sociales. Quienes elogiaron la llegada de esta cadena de ropa al país mencionaron la importancia que tiene esto en la inversión local, la contratación de personal, el movimiento económico, el aumento de la competencia y mucho más. Pero también hubo críticos por la apertura y gran concurrencia para entrar al local. Los detractores aludieron que la llegada de marcas internacionales no fomenta el consumo nacional, perjudica a la industria local y juzgaron las acciones de quienes decidieron de manera libre y voluntaria hacer fila por varias horas.

A este último grupo deseo responderles. Primero, la libertad individual implica que cada ciudadano es libre de hacer con su dinero lo que mejor considere, y esto incluye hacer una fila por horas para comprar productos, ya sea nacionales o fabricados en el exterior. 

Respecto del consumo nacional, si bien es posible que la mayor parte de la ropa vendida en dicha tienda no sea elaborada en el país, eso es parte del libre comercio y la división internacional del trabajo. Así como tampoco los europeos se preguntan cuántos trabajos en su continente se perdieron cuando compran café, banano y camarón ecuatoriano. Y es falso creer que no nos beneficiamos; hay muchos ecuatorianos que son contratados para atender en tiendas de marcas extranjeras, llevar la contabilidad, transportar la mercadería, lo que se paga por arriendo de locales e incluso los impuestos que pagan por establecerse en nuestro país.

Por último, con respecto a la industria nacional, la solución no es cerrarnos al mundo y producir todo nosotros. Eso venimos intentando desde siempre y, si me permiten contarles el final, no funciona. Este proteccionismo significa más trabas y aranceles al comercio, productos más costosos y de menor calidad, e incluso la creación de monopolios y oligopolios que obtienen privilegios a costa de todos los demás ecuatorianos, perjudicando principalmente a los que menos tienen.

La verdadera solución para permitir el crecimiento y desarrollo de las industrias ecuatorianas es la competencia, obligando a las industrias a mejorar sus procesos, volverse más eficientes, mejorar la calidad y también sus precios.

Si queremos más tiendas ecuatorianas compitiendo nacional e internacionalmente, necesitamos eliminar impuestos y aranceles para que puedan producir mejor, trayendo materia prima, tecnología y herramientas más baratas. Flexibilizar los precios de toda la economía nacional y permitir que estos se ajusten a la oferta y la demanda del mercado y no sean controlados políticamente.

Mantener un fuerte Estado de Derecho, es decir, la independencia de funciones del Estado, dedicándose a garantizar únicamente los temas que son importantes para los ecuatorianos como la salud, seguridad, educación y justicia independiente. 

En lo económico, menos Estado y más mercados.

REFERENCIA

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