Guayaquil, Ecuador
Vivimos un tiempo en que se escucha a diario sobre estos casos abiertos en Ecuador contra de la corrupción, que han alcanzado varias áreas de la sociedad civil; pero poco se comenta sobre el hecho que Metástasis y Purga alcanzaron también el área espiritual, y de lo que esto significa.
Sabemos que el equipo de la Fiscalía General denominó Metástasis al caso en el cual se investiga el delito de delincuencia organizada porque la corrupción es un cáncer que alcanza a varias áreas de la sociedad, como la Función Judicial, Policía Nacional, políticos y hasta medios de comunicación; y que en paralelo, el caso Purga investiga de manera especializada una presunta red de delincuencia organizada que involucraría al sistema de justicia de Guayas y al poder legislativo, para favorecer al narcotráfico.
Pero también se sabe que Miembros del Ejército y la Policía Nacional, han realizado operativos calificados por la prensa como «de película», donde se han encontraron varios altares de la Santa Muerte, con fotos de miembros de la Policía, que lideran investigaciones puestas sobre ellos (un culto considerado diabólico). Por algo, en medio del estado de guerra interna que se vive en nuestro país, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional acudieron al Santuario de Schoenstatt y fueron consagrados a la Virgen María por Mons. Luis Cabrera, Arzobispo de Guayaquil el pasado 24 de febrero.
Una testigo de este momento cuenta que un oficial, amarró a su chaleco la medalla de la Virgen que le regalaron en la ceremonia y expresó: “para que me salve la vida” a lo que su compañero le respondió: “o para que te lleve directo al cielo”.
Esto debería ser suficiente para que nuestra cosmovisión y perspectiva en esta lucha contra la corrupción abarque también el campo espiritual. Cabe mencionar que de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), los ecuatorianos somos altamente religiosos, el cristianismo es la religión predominante en el país, con un 80,45% de católicos y el 11,30% de evangélicos, y en menor proporción los Testigos de Jehová (1,29%) y los Mormones (0,37%). Aunque la Constitución de la República determina que el Ecuador es un Estado laico, en la práctica, situaciones públicas como esta, sirven como indicador para entender que la realidad es otra muy distinta.
Dentro de este contexto, se podría decir los ciudadanos ecuatorianos, cristianos de buena voluntad, laicos y religiosos, tenemos el deber de participar activamente en este combate. Seguramente todos seremos capaces de ayudar a nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional a ganar esta batalla por la paz, orando y siendo coherentes en nuestra vida cristiana. Como dijo el Arzobispo de Guayaquil durante la misa de consagración: “Una oración sin acción nos aparta de la tierra; y una acción sin oración nos aleja del cielo”.