Resumen de una tragedia llamada Ecuador desde que nació la Megan

Juan Diego Vivanco Vieira

Baños de Agua Santa, Ecuador

¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina! Con esta frase salimos a las calles en favor y en respaldo al, en ese entonces, Presidente de la República del Ecuador, el economista Rafael Correa Delgado. Y es que… ¡Cómo no defenderlo, si en ese instante, él representaba la dignidad, la esperanza, la democracia y la justicia! Fue esa misma esperanza la que nos hizo votar todo, todito SÍ en la Consulta Popular del 7 de mayo del 2011; y me atrevería a pensar que fue precisamente ese día cuando, sin siquiera imaginarnos, estaríamos abriendo las puertas y dando paso a seis terribles años de impunidad, corrupción, prepotencia, abusos y opresión; fue el año 2011 en que Correa metió sus manos a la justicia, fue el año en que se proclamó la dictadura.

 Después que se dio el “apagón” en las elecciones presidenciales del 2017 y se invirtieron los resultados, dando el CNE una sospechosa ganancia a Lenin Moreno, la sensación de angustia y decepción inundaría los hogares de millones de ecuatorianos, no de todos, por supuesto, pero sí de quienes veíamos el continuismo de algo que cada vez se iba alejando más y más de lo que representaba la democracia, la justicia y la libertad.

Pero a veces la vida nos sorprende y Moreno vendría a ser quien sacaría a relucir los males de una Caja de Pandora de la que todos conocíamos, pero que todos estábamos obligados a callar. No sólo la justicia se perdió en el 2011, sino también uno de los tesoros más preciados que tiene el ser humano, su libertad de expresión.  En medio de todo este revoltijo, zozobra y confusión, (re)aparece en la palestra política la doctora María Paula Romo como Ministra de Gobierno, quien años atrás vio con claridad el trasfondo de la Consulta Popular del 2011 y que sería (quizás) la gota que derramaría el vaso y la convertiría en uno de los personajes más críticos al gobierno de Correa, razón por la cual se volvería su enemiga.

La doctora Romo, constantemente habló con valentía y con firmeza en algunas de las radios y medios de comunicación que todavía se mantenían en pie y no le temían a la Supercom ni a “Su Alteza, el mashi Correa”.  Nos guste o no, la designación de la doctora Romo como ministra de Gobierno en los tiempos de Moreno, fue una de las mejores decisiones que tuvo el gobierno de ese entonces: evitó un golpe de estado en el 2019, desmanteló la corrupción alrededor del ISSPOL y la estafa detrás del Hospital de Pedernales, fue implacable con el narcotráfico y la minería ilegal y enfrentó lo mejor que pudo aquellos terribles tiempos de la pandemia.

Si miráramos a la Dra. Romo más allá de las calumnias, las manipulaciones, más allá de nuestros prejuicios y más allá de sus probables errores, veríamos seguramente, a una mujer inteligente, preparada, íntegra, humana y muy capaz.  La Asamblea la destituyó argumentando las más burdas y tramposas acusaciones.

En fin, al terminar Moreno su mandato en el 2021, entró Lasso y del gobierno de Lasso sólo podemos decir que fue un gobierno lleno de contradicciones, truncado por una asamblea impresentable, con una presidencia de escaso liderazgo y con un país con un índice de violencia, muertes e inseguridad nunca vividos.  En resumen, fue una carrera de caballos y una parada de burros en donde los únicos perdedores fuimos una vez más, el pueblo ecuatoriano, que nos vimos obligado después de una muerte cruzada a ir a unas elecciones anticipadas.

Elecciones que estuvieron manchadas con la sangre del candidato Fernando Villavicencio quien fue brutalmente asesinado a plena luz del día, el 9 de agosto del 2023 en la ciudad de Quito, a apenas 4 días del primer debate presidencial. ¿Qué pasó? ¿Por qué Atamaint y el CNE dificultaron el nombramiento del nuevo candidato presidencial que suplantaría a Villavicencio, y por qué les impidieron participar en aquel debate presidencial, atentando contra el derecho a la participación y la misma democracia? Su actitud a más de maliciosa, atentatoria y excluyente, fue aberrante y vergonzosa.

Y así es cómo, una vez más, desde que nació la Megan, muchos de nosotros hemos elegido siempre una segunda opción a la idea del regreso de esa temible organización llamada correísmo. Ciertamente que Lasso, al final, no fue de gran ayuda, así como tampoco lo es ahora Daniel Noboa y su íntimo círculo VIP, habitantes exclusivos de nuestra criolla Barbieland. 

 Sí, siempre nos equivocamos al momento de votar… votamos por el “ya que chu” y por el “muñeco de cartón”, pensando que cualquier cosa sería mejor que regresar a la prepotencia y el nepotismo. Y aquí estamos, igual o quizás peor que antes: silenciados y olvidados (como siempre) por autoridades de turno incompetentes, indolentes y corruptas puesta a dedo, por compadrazgos o por simples banderas políticas; ministerios llenos de burócratas prestos a no hacer nada, a ganar sus sueldos precisamente por eso, por no hacer nada. Contados son los funcionarios públicos que realmente quieren hacen un cambio, e incluso a ellos les resulta difícil el siquiera intentarlo, pues tenemos un sistema acostumbrado durante toda una vida a la trampa, a la coima y a la holgazanería. 

 Casi puedo ver a esa élite política, los que no se consideran pueblo, los que viven en las altas esferas, los intocables, riéndose de nosotros. A ellos no les importamos. Noboa cumplirá con su cometido que es el de dejar mejor sentado su imperio y el de los suyos, y punto. Los demás, no importamos. Dudo cada vez que a Noboa le interesa la democracia o el pueblo ecuatoriano; para él, si es reelegido, bien, sino, no, pues qué más da; su vida continuará como si nada, llevando el estilo de vida que siempre ha llevado. Pero para una gran parte de la población en cambio, es un tema de supervivencia, es la constante sensación de desesperanza y desosiego, de saber que gane quien gane, tendremos que seguir lidiando con la inseguridad, el desempleo, la desigualdad, la pobreza, la ignorancia y la injusticia.

En pocos meses la Megan cumplirá los 14 años. Esperemos que ella haya corrido con mejor suerte que esos miles de jóvenes de ecuatorianos, capaces y llenos de sueños, que se han visto en la necesidad de emigrar (muchos de ellos por rutas altamente peligrosas), porque en nuestro país no hay oportunidades ni tampoco esperanza. Será pues, para muchos hogares, quizás, un año más en que las familias no podremos abrazar a nuestros seres queridos el día de su cumpleaños.

 

El presidente Correa durante la sublevación policial del 30 de septiembre de 2010.

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