Ellos: el terror como crítica al racismo

Esteban Ponce Tarré

Quito, Ecuador

Los complejos raciales de la cultura estadounidense han sido un tema constante a lo largo de la historia del cine. Desde los primeros años del séptimo arte, películas como El nacimiento de una nación (Griffith, 1915) glorificaron la supremacía blanca y retrataron positivamente al Ku Klux Klan, mientras que  Lo que el viento se llevó (Fleming, 1939) mostró una imagen estereotipada de la vida y la esclavitud en el sur de la nación.

Sin embargo, en la actualidad, esta problemática ha sido abordada desde originales enfoques. En 2017, Get Out, el filme dirigido por Jordan Peele, abrió nuevas perspectivas al género del terror, recuperando la narrativa de los thrillers sociales para permitir que exploren de forma renovada los conflictos étnicos. Así este largometraje se convirtió en el referente del cual nacerían series como Them, creada por Little Marvin en 2021.

Ya en 1989, el director Spike Lee realizó una fuerte denuncia con su comedia dramática Do the right thing, la cual anticipó las tensiones sociales de las minorías de los Estados Unidos. Tan solo tres años después, en 1992, ese país y el mundo entero quedaron conmocionados por los disturbios de los Ángeles, una ola de violencia desatada en la urbe tras el perdón judicial otorgado a cuatro agentes del Departamento de Policía de los Ángeles. Los oficiales habían sido absueltos después de haber hecho uso excesivo de la fuerza en la detención y paliza de Rodney King, un taxista afroamericano. 

Dentro de este ambiente se desarrolla Ellos: el miedo (2024), la segunda temporada de la exitosa producción de horror de Little Marvin. Siguiendo la estela marcada por Peele, el show se sumerge en la investigación de la detective Dawn Reeve, interpretada por Deborah Ayorinde, sobre un conjunto de asesinatos perpetrados en la convulsionada urbe de Los Ángeles a principios de los años noventa.

La agente se enfrenta no solo al racismo y al clima explosivo de su sociedad, sino también a los demonios internos que emergen de su propia historia personal. Así la protagonista se encuentra en una encrucijada entre dos mundos al borde del colapso.

Sumado a eso, los cimientos de su vida, forjados por una infancia traumática, se entrelazan con apariciones y referencias a la cultura pop, rindiendo un homenaje a los años noventa. De esta manera, la imposición violenta de una forma cultural, tanto en lo social como en lo sobrenatural, se verá representada por objetos populares de esa época como la muñeca Raggedy Ann.

El antagonista, un asesino en busca de su propia identidad, usa este artículo como un signo de la infancia, para encarnar un ente demoníaco que visibiliza la frustración afroamericana ante la crueldad del maltrato ejercido por el poder blanco.

En los thriller policiales, el investigador suele enfrentarse a la mente de un psicópata que deja pistas a través de sus crímenes. Sin embargo, la narrativa de Ellos: el miedo entra en el género del terror fantástico al transformar al villano en una entidad demoníaca que se basa en un juguete. Este tipo de relatos a menudo suelen usar las transformaciones de los hombres en seres sobrenaturales para simbolizar los conflictos internos y traumas del protagonista, los cuales deben ser resueltos a lo largo de la trama.  

Por ello la serie utiliza elementos populares para denunciar las secuelas que puede dejar la segregación racial. En esta dirección, Raggedy Ann se convierte en un ícono que refleja esta problemática de forma significativa.

El juguete ha sido asociado con la estereotipación racial que prevaleció durante mucho tiempo en la cultura popular norteamericana. Sus rasgos faciales y la blancura de su cara recuerdan la representación grotesca y despectiva de los afrodescendientes que se construyó con Jim Crow, una caricatura de 1832.

Pero además la muñeca adquirió una siniestra fama entre los estadounidenses cuando en 1970  los famosos investigadores de lo paranormal, Ed y Lorrain Warren, afirmaron haber encontrado un objeto de este tipo poseído por un espíritu maligno.

Bajo esta óptica la obra de Little Marvin se nutre de un conjunto de referencias históricas, sociales y culturales que sirven para denunciar al racismo como un hecho violento arraigado en la sociedad, reflejando una preocupación actual por el abuso de poder.

Aunque han transcurrido más de treinta años de los levantamientos en Los Ángeles, entorno en el cual se desarrolla la serie, la brecha racial aún se mantiene en toda la nación. La muerte de George Floyd en 2020, como resultado de un acto de brutalidad policial en Mineápolis y la ola de disturbios que esto desencadenó, son prueba irrefutable de que los conflictos étnicos persisten. Estos eventos demuestran que, incluso en la era Obama, los racistas no habían desaparecido, simplemente estaban ocultos.

La realidad actual es que este tipo de productos audiovisuales siguen vigentes ya que la discriminación racial continúa manifestándose como un problema grave para las sociedades globalizadas.  

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