La comida, el ego y el humor se cuecen en la comedia gestual española ‘Chefs’ que se estrena este jueves en Quito para ofrecer una mirada divertida y satírica sobre la gastronomía, así como una reflexión sobre la relación con los alimentos, los animales que alimentan a las personas, y las diversas cocinas y sabores del mundo.
Los españoles Rubén Hernández, Susana Cortés, César Maroto y Edu Ferrés ofrecerán hasta el próximo domingo funciones, de 90 minutos de duración, en el Teatro Scala, donde este miércoles ofrecieron una rueda de prensa, en la que prometieron mucho humor e interacción con el público.
A través de los gestos, los españoles buscan interpretar el mundo de la gastronomía en la que incluyen «muchos elementos mágicos», aseveró Maroto al anotar que el hilo conductor de la obra es un chef (interpretado por Hernández) que ha ganado tres estrellas Michelin que, además de honrar su restaurante, le elevaron el ego a niveles impensados.
«Lo importante es ir poco a poco haciendo que el público vaya entrando en tu lenguaje, y una vez que la gente entra en tu lenguaje, ya hablamos el mismo idioma», explicó.
Por ello, los cuatro españoles generan una serie de improvisaciones en la obra para compenetrarse con el público y lograr que, a la larga, todos se sientan parte del elenco.
La historia se centra en un chef de gran prestigio que ha perdido la inspiración y que tiene que confiar en un disparatado equipo de cocineros para crear una receta espectacular y novedosa y así mantener las estrellas de su restaurante.
Integrantes del grupo Yllana, los españoles confiesan que les resulta más fácil actuar que explicar con palabras su obra, en la que balbucean frases de forma tan rápida que apenas se percibe el idioma del que se trata, pero no el contenido.
«No quiere decir que no hablamos porque no podemos hablar, sino que el lenguaje gestual es encontrar situaciones donde no hace falta hablar, donde la comedia esté por encima», aclaró Ferrés.
Por ello -abundó Cortés- buscan para cada acción una onomatopeya diferente, que se comprenda en el país en el que presentan la obra, que va cambiando conforme van entendiendo al público, por lo que la última función suele estar cargada de «condimentos» del sitio donde se presentan.
Y por ello han comenzado a familiarizarse con productos o dichos ecuatorianos, como aquel de la «sal quiteña» en referencia al humor de las personas de Quito, que han visto que calzaría bien con la obra de gastronomía.
También se han quedado con el nombre del patacón y el locro de papas, que podrían ser nuevos ingredientes de su obra, en la que también se refieren a la competición entre los «cocineros estrella» y a todo lo que va cayendo en la cazuela del humor de Yllana, que en sus 31 años de vida ha presentado 37 espectáculos teatrales.
Hernández subrayó que aunque los públicos siempre son diferentes, «hay algo que nos une a todos en todo el mundo y lo que hacemos funciona allá donde vamos: el humor».
«El humor nos une, nos hace humanos, nos iguala», recalcó el integrante de Yllana, compañía nacida en 1991 como teatro de humor gestual, aunque en la actualidad ha diversificado su actividad ofreciendo distintas prestaciones en el mundo de las artes escénicas y el audiovisual. EFE (I)